
El acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur vuelve a quedarse a las puertas de salir adelante. Lo que iba a ser la gran foto del año —con Ursula von der Leyen y António Costa viajando a Brasil para rubricar el histórico pacto— acaba, otra vez, en aplazamiento. Los Veintisiete han decidido no votar este viernes y retrasar la firma a principios de enero, sobre todo por el bloqueo de Francia y las dudas de Italia.
La clave del frenazo está en los agricultores, que se oponen al acuerdo porque les obliga a competir con los productos latinoamericanos en desigualdad de condiciones debido a la burocracia y a la normativa verde europea. Emmanuel Macron insiste en que así, tal cual, el tratado "no se puede firmar" porque necesita más salvaguardas para proteger a los agricultores europeos. Y Giorgia Meloni ha pedido tiempo extra para calmar a los suyos: quiere revisar el contenido del acuerdo antes de comprometerse definitivamente.
Mientras, Von der Leyen alerta de que el pacto es estratégico para Europa, clave para reducir dependencias y acceder a un mercado de 700 millones de consumidores. Y aunque Brasil, que preside Mercosur, había advertido de que "no habrá más acuerdo" si no se firmaba ahora, todo apunta a que el bloque sudamericano aceptará esperar un poco más… una vez más.
Sánchez le resta importancia
Todo esto ocurre mientras el ambiente en Bruselas no es precisamente tranquilo. Los agricultores europeos llevan tiempo expresando su rechazo al tratado con Mercosur y este jueves bloquearon el centro de la capital comunitaria con tractores. La UE aprobó algunas salvaguardas para calmar los ánimos, como la posibilidad de suspender temporalmente los beneficios arancelarios, umbrales de exportación para algunos productos o el seguimiento periódico del mercado. Sin embargo, Francia e Italia siguen reclamando más garantías antes de aprobar el pacto.
Y en medio de la tensión, Pedro Sánchez ha optado por rebajar el dramatismo y, desde Bruselas, aseguró a los medios que el acuerdo no le quita el sueño: "Si hemos esperado 25 años, podemos esperar 25 años y un mes", ha señalado. También ha recordado que el acuerdo crearía la mayor zona de libre comercio del mundo y podría suponer más de 4.000 millones de euros de ahorro anual en aranceles.
25 años de negociaciones y tropiezos
El acuerdo UE–Mercosur se ha convertido ya en uno de los procesos de negociación más largos de la historia comunitaria. Las negociaciones se iniciaron formalmente en 1999, pero se frustraron por desacuerdos en materia agrícola.
Hubo un primer intento serio de cierre en 2004, que fracasó por las resistencias de los socios europeos más proteccionistas y por discrepancias arancelarias. Las conversaciones se reactivaron en 2010 y, finalmente, en 2019 se anunció un acuerdo político que nuevamente acabó en el cajón por las presiones de Francia y las exigencias climáticas europeas.
Y otra vez, todo apuntaba al éxito del acuerdo imposible. Sin embargo, la firma queda pospuesta a enero, un mes más de retraso en una historia que ya acumula 25 años de retrasos, frenazos y oportunidades perdidas. La gran incógnita es si por fin este será el capítulo final o simplemente otro episodio más del eterno acuerdo UE–Mercosur.


