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Guía para evitar fraudes online: cómo reconocerlos, por qué aumentan y qué hábitos sencillos te protegen cada día

La vida digital se ha integrado en nuestra rutina de manera natural y con ella han llegado riesgos que antes no existían.

La vida digital se ha integrado en nuestra rutina de manera natural y con ella han llegado riesgos que antes no existían.
Guía para evitar fraudes online: cómo reconocerlos, por qué aumentan y qué hábitos sencillos te protegen cada día | Libertad Digital

Los mensajes que suplantan a familiares, las ofertas imposibles y las reservas falsas se han convertido en parte del paisaje digital. La clave está en saber identificar las señales antes de que sea tarde. Por esta razón, Ibercaja colabora con Funcas en un programa de educación financiera con consejos para prevenir fraudes.

Los intentos de fraude no son nuevos, pero sí lo es la forma en la que se presentan: más cercanos, más verosímiles y más integrados en nuestra rutina diaria. Un mensaje que llega cuando no lo esperas, un aviso urgente del banco, un chollo en una web que parece fiable o una reserva de alojamiento con un precio demasiado atractivo. La mayoría de estos engaños juega con lo mismo: la prisa, la emoción y la falta de verificación.

Hoy los fraudes afectan a cualquier persona, independientemente de su edad o experiencia digital. Jóvenes acostumbrados a las redes sociales, mayores que comienzan a relacionarse con la banca online, familias que organizan viajes por internet o autónomos que reciben decenas de correos cada día. El escenario es amplio y la digitalización ha multiplicado las oportunidades para los estafadores. Sin embargo, también ha hecho algo más: ha puesto en manos del usuario herramientas sencillas y cotidianas para protegerse.

El fraude del "hijo en apuros": un mensaje que juega con la emoción

Entre los engaños más extendidos se encuentra el de un supuesto hijo, hija o familiar que escribe desde un número desconocido afirmando haber perdido el móvil. El mensaje suele llegar en momentos de actividad —a media mañana, a última hora de la tarde— y emplea un tono de urgencia que busca reducir la capacidad de reacción.

La mecánica es simple: el estafador contacta, pide discreción y solicita una transferencia inmediata. A veces se limita a una frase breve: "Mamá, ¿puedes ayudarme? He cambiado de número. Escríbeme aquí, por favor." Otras veces se alarga con explicaciones improvisadas sobre el supuesto problema que está viviendo.

La manera más eficaz de evitar caer en este fraude es detenerse unos segundos y verificar. Una simple llamada al número habitual del familiar suele ser suficiente para comprobar si realmente se ha producido un cambio. Ese pequeño gesto corta de raíz la cadena del engaño, porque rompe el recurso emocional que los delincuentes intentan explotar: el miedo a que algo grave le ocurra a alguien cercano.

Compras online: chollos imposibles que esconden trampas previsibles

Otro de los escenarios habituales aparece durante las compras online. Móviles de gama alta a precios irrisorios, pequeños electrodomésticos con descuentos exagerados o supuestas liquidaciones de stock que cambian cada pocos minutos. La apariencia profesional de algunas de estas páginas puede dar confianza, pero ciertos detalles las delatan.

Las webs fraudulentas suelen presentar textos mal redactados, fotografías repetidas o condiciones de compra poco claras. En muchos casos, el método de pago preferido es la transferencia bancaria, un sistema que deja al usuario sin protección en caso de estafa. Este tipo de ofertas se apoya en la impulsividad: la idea de que, si no compras ahora, perderás una oportunidad irrepetible.

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Estafas

Sin embargo, la protección depende más de la calma que del conocimiento técnico. Comparar precios, comprobar la dirección web, revisar si existe un apartado real de contacto y desconfiar de las prisas reduce enormemente las posibilidades de caer en un engaño. Un minuto de comprobación puede ahorrar un problema mayor.

Reservas y alquileres: la cara digital de los fraudes vacacionales

Las falsas reservas de alojamientos han crecido al compás de las plataformas digitales. La dinámica se repite: fotos demasiado profesionales, ubicaciones perfectas y propietarios que, casualmente, se encuentran en el extranjero y solo aceptan pagos por adelantado. El argumento suele ser convincente —"tengo muchos interesados", "si no haces la reserva ahora, lo pierdes"—, pero no soporta una verificación mínima.

El fraude vacacional se alimenta de la urgencia y de la ilusión del viajero por encontrar una buena oferta. Sin embargo, al igual que ocurre con las compras online, las señales aparecen pronto: evasión al hablar por teléfono, ausencia de contrato o excusas para no mostrar el inmueble. Los expertos recomiendan mantener siempre la comunicación dentro de la plataforma oficial y evitar cualquier envío anticipado sin garantías.

Cuando los mayores son objetivo: cajeros, llamadas y falsas ayudas

Las personas mayores son uno de los colectivos más vulnerables ante los fraudes, no por falta de capacidad, sino por exceso de confianza. En cajeros automáticos, por ejemplo, algunos delincuentes se ofrecen a "ayudar" con trámites rutinarios. También proliferan las llamadas que fingen ser del banco o de un servicio técnico que necesita "acceder al dispositivo".

La prevención para este segmento no pasa por la desconfianza absoluta, sino por la información: recordar que ninguna entidad bancaria les va a llamar o escribir para solicitar sus claves, acompañarles si así lo desean o animarles a cubrir el teclado al introducir el PIN. Son pautas simples, pero forman una barrera muy eficaz frente a la mayoría de intentos de engaño.

Pequeños negocios y autónomos: el riesgo de los correos oficiales… que no lo son

Los autónomos y pequeñas empresas reciben constantemente notificaciones relacionadas con su actividad: facturas, avisos, renovaciones, certificados, actualizaciones de datos. Esta saturación facilita que un correo fraudulento pase inadvertido. Los mensajes suelen imitar a la perfección los logos y la estética de entidades conocidas, pero el enlace al que conducen no es el legítimo.

Estos fraudes recurren a un tono amenazante: suspensión de la cuenta, bloqueo de servicios o caducidad inmediata del certificado. La solución pasa por comprobar la dirección del remitente, escribir manualmente la web en el navegador, utilizar la agenda de la banca digital para guardar las cuentas habituales de proveedores y empleados o contactar directamente con la entidad antes de realizar cualquier trámite.

Los hábitos que marcan la diferencia

Aunque los fraudes evolucionan, la mayoría se previenen adoptando hábitos sencillos: mantener los dispositivos actualizados, evitar redes wifi públicas para acceder al banco, usar contraseñas seguras y diferentes o configurar con cuidado la privacidad en redes sociales. Las medidas son conocidas, pero aplicarlas con regularidad es lo que realmente reduce el riesgo.

Del mismo modo, desconfiar de enlaces que piden datos personales o evitar descargar aplicaciones fuera de tiendas oficiales son prácticas que cortan de raíz muchos intentos de suplantación. La seguridad digital no depende solo de grandes sistemas, sino de la atención cotidiana de cada usuario.

La prevención comienza con un gesto cotidiano

La vida digital se ha integrado en nuestra rutina de manera natural, y con ella han llegado riesgos que antes no existían. Sin embargo, también han llegado herramientas que permiten anticiparse, detectar y evitar la mayoría de las amenazas. Detenerse unos segundos, verificar y actuar con calma son pasos sencillos que están al alcance de cualquiera.

Esta información forma parte del programa de educación financiera de Ibercaja en colaboración con Funcas. Cultura financiera para todos.

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