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Las subidas de impuestos generan cada vez menos recaudación: la 'prueba del algodón' de la elasticidad del IRPF

Un análisis de Fedea revela que subir los tipos altos del IRPF apenas aumenta la recaudación y tiene un efecto limitado sobre la progresividad.

Un análisis de Fedea revela que subir los tipos altos del IRPF apenas aumenta la recaudación y tiene un efecto limitado sobre la progresividad.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a su llegada a una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 26 de noviembre de 2025, en Madrid (España). | Europa Press

Durante años, la política fiscal en España ha girado alrededor de una premisa aparentemente indiscutible: subir los tipos marginales del IRPF, especialmente en los tramos altos, permite recaudar más y hacer el sistema más progresivo. Sin embargo, un nuevo documento de trabajo de Fedea pone cifras precisas a esa intuición y muestra que su eficacia real es mucho más limitada de lo que suele afirmarse en el debate público.

El estudio, firmado por José Félix Sanz Sanz, analiza la capacidad de los tipos marginales legales para generar recaudación y progresividad a través de un enfoque basado en elasticidades, es decir, midiendo cuánto cambia realmente el tipo medio efectivo y la progresividad cuando se modifican los tipos marginales. El trabajo aplica este marco teórico al IRPF español utilizando microdatos de más de 21,6 millones de declaraciones correspondientes a 2020.

El primer resultado relevante es la baja elasticidad del tipo medio frente a los tipos marginales. A nivel agregado, incluso en un escenario estático en el que se supone que los contribuyentes no reaccionan a los cambios fiscales, la elasticidad de la recaudación total respecto a los tipos marginales se sitúa en valores claramente inelásticos. En el caso español, las elasticidades oscilan entre 0,12 y 0,33 según el tramo. En términos prácticos, esto significa que una subida del 10 por ciento en un tipo marginal apenas incrementa la recaudación total entre un 1 y un 3 por ciento.

El tramo más eficaz desde el punto de vista recaudatorio no es el superior, sino el inferior. En el primer tramo del IRPF estatal, la elasticidad de la recaudación alcanza aproximadamente 0,33. En cambio, en el tipo marginal máximo, aplicado a rentas superiores a 60.000 euros, la elasticidad cae hasta alrededor de 0,14. Es decir, subir el tipo marginal superior tiene menos de la mitad de impacto recaudatorio que una subida equivalente en los tramos bajos.

Cuando se analiza la elasticidad del tipo medio individual, el patrón es aún más claro. En el conjunto de la población, la elasticidad media del tipo efectivo respecto al primer tipo marginal es de 0,59, mientras que cae a 0,15 en el segundo tramo, a 0,12 en el tercero, a 0,03 en el cuarto y apenas a 0,01 en el tramo más alto. En otras palabras, los cambios en los tipos altos apenas alteran la carga fiscal efectiva media del sistema.

El estudio muestra además que los efectos indirectos son relevantes. Una subida de un tipo marginal no solo afecta a los contribuyentes de ese tramo, sino también a todos los situados por encima, ya que parte de su renta sigue tributando a los tipos inferiores. En varios casos, el impacto agregado sobre contribuyentes de tramos superiores es mayor que el efecto dentro del propio tramo modificado, lo que diluye todavía más la eficacia del instrumento.

El análisis se vuelve más contundente cuando se introducen respuestas reales de comportamiento, utilizando estimaciones empíricas de la elasticidad de la renta declarada en España. En este escenario, todas las elasticidades de recaudación se reducen. Por ejemplo, la elasticidad del ingreso total respecto al tipo marginal superior cae de 0,14 a alrededor de 0,10 cuando se tiene en cuenta que los contribuyentes ajustan su renta declarada. En los tramos inmediatamente inferiores, las caídas superan el 25 por ciento respecto al escenario estático.

En paralelo, la elasticidad de la base imponible pasa a ser negativa en todos los tramos. En el caso de los tipos altos, el aumento del tipo marginal provoca reducciones de la renta declarada de entre el 2,4 y el 2,6 por ciento por cada aumento proporcional del tipo. Esto confirma que una parte significativa del impacto recaudatorio esperado se pierde por ajustes de comportamiento, planificación fiscal o cambios en la oferta de trabajo.

En materia de progresividad, los resultados también son menos favorables de lo que suele asumirse. El estudio mide cómo cambia la progresión del tipo medio cuando se sube un tipo marginal concreto. A nivel individual, una subida del tipo marginal aumenta la progresividad únicamente dentro de ese tramo, pero reduce la progresividad en todos los tramos superiores y no tiene ningún efecto sobre los inferiores.

Los datos agregados confirman este patrón. En los dos primeros tramos del IRPF, una subida del tipo marginal reduce la progresividad total del sistema, con elasticidades negativas de hasta –1,0 en el primer tramo. Solo a partir de los tramos intermedios y altos la elasticidad de la progresividad se vuelve positiva, aunque con valores modestos, generalmente por debajo de 0,9 incluso en el mejor de los casos.

Cuando se incorporan respuestas de comportamiento, la progresividad efectiva aumenta ligeramente en todos los tramos, pero este efecto se debe más a la contracción de la base imponible en las rentas altas que a un aumento sustancial de la redistribución vía tipos. En otras palabras, el sistema parece más progresivo no porque recaude más a los ricos, sino porque estos ajustan su renta declarada con mayor intensidad.

La conclusión empírica del trabajo es difícil de ignorar. Los tipos marginales del IRPF son un instrumento poco eficaz para aumentar la recaudación y un mecanismo muy imperfecto para mejorar la progresividad. En particular, las subidas en los tramos altos generan escasos ingresos adicionales y provocan respuestas de comportamiento que reducen aún más su impacto.

Desde el punto de vista del diseño fiscal, el estudio apunta a una implicación clara: si el objetivo es recaudar más, las reformas deben centrarse en los factores que determinan el tipo medio efectivo, como la amplitud de los tramos, la base imponible o las deducciones. Si el objetivo es redistribuir, los ajustes deben ser locales, intermedios y basados en la estructura real de la renta, no en incrementos simbólicos del tipo máximo.

En un contexto político donde subir tipos marginales se presenta a menudo como una solución sencilla y automática, este trabajo introduce un correctivo empírico incómodo pero necesario. Las cifras muestran que el IRPF español responde poco, tarde y mal a este tipo de reformas. Y eso, más allá del debate ideológico, es un hecho cuantitativo.

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