
Nuevo cruce entre José Luis Martínez-Almeida y Reyes Maroto después de que ésta haya denunciado sentirse víctima de una "caza de brujas" y un "linchamiento" por parte del Partido Popular en todo lo referente a su relación con el mayor comisionista de la trama Koldo, Víctor de Aldama.
Almeida se ha alejado de esa acusación y ha exigido a la socialista que dimita de su puesto como portavoz del Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Madrid "por mentir de forma compulsiva". Además, ha instado a Maroto a pedir "perdón" a los madrileños por su falta de honestidad solo para "ocultar sus vergüenzas".
"Ahora ya sabemos que no solo era un WhatsApp aislado para hablar de un tema de Turespaña, sino que lo que estaba mintiendo acerca de haber negociado con un país extranjero y de hacerle una gestión como ministra de Industria a una persona que le había recomendado Aldama. Reyes Maroto intermedió ante el presidente de Colombia", ha recalcado el alcalde, después de que Maroto haya limitado su relación con Aldama a un mero proyecto turístico, insistiendo en desconocer cómo consiguió su teléfono y asegurando que "no voy a hablar más de este tema".
El alcalde ha cargado también contra "la bajeza moral, ética y política que caracteriza al 'sanchismo'" y ha indicado que "no está a la altura de los madrileños" porque los ciudadanos "exigen a los representantes" ejemplo y que "no mientan" con un caso "de corrupción gravísimo".
Precisamente sobre su relación con Aldama, Maroto ha explicado este lunes ante los medios de comunicación que se trata de un tema en manos de sus abogados, más que hablado y, en cualquier caso, "aclarado" frente al Senado la pasada semana. "Me reafirmo en lo que dije", ha dicho en este sentido, limitando su trabajo a "denunciar las malas praxis y chanchullos que en el Ayuntamiento y la Comunidad están practicando".
En respuesta, Almeida ha criticado la "desfachatez" de Maroto y ha asegurado que "nadie se cree" que no recuerde haber llamado al empresario. Así, ha defendido su proyecto en Madrid frente al de los socialistas, que ha resumido en "insultar, insultar, insultar y volver a insultar".