
Desde hace meses, los vecinos de Parque de las Avenidas se concentran cada tarde frente al número 9 de la avenida de Baviera para pedir el cierre de un hostal que, según denuncian, abrió sin licencia y que, temen, podría acabar convertido en un centro de acogida de inmigrantes.
El local, antiguo centro de salud y posteriormente parroquia, alberga ahora un establecimiento de nombre Velvet Hostel Business. A pesar de que el Ayuntamiento de Madrid ordenó el pasado 29 de septiembre el cese inmediato de su actividad por haber abierto sus puertas careciendo de licencia, el hostal sigue abierto al público, según ha podido constatar Libertad Digital.
"A Almeida le digo que no sea bocazas y diga que lo va a cerrar si no es así", protesta un vecino que asegura llevar toda su vida viviendo en la avenida de Bruselas. Explica que los residentes temen que el establecimiento repita el modelo de otros negocios del mismo propietario en la capital.
Y es que, según una circular que cuelga en su portal, el local fue adquirido en 2023 al mismo empresario que ya había gestionado otros alojamientos iguales en barrios como Pacífico y Vallecas. En ese documento, los vecinos recuerdan que el actual inquilino —al que se refieren con las siglas M.Z.— fue investigado por tráfico de personas y utilizó precisamente su negocio de Vallecas como una residencia para inmigrantes gestionada por la ONG CEAR.
El mismo texto asegura que dicha ONG confirmó en junio de 2025 que valoró el uso del local de Parque de las Avenidas "para albergar inmigrantes ilegales como hizo con Vallecas" —llegando incluso a visitar las obras—, aunque finalmente descartó la idea "por la presión mediática, política y social". Con esta cronología, sostienen que el empresario sigue el mismo patrón en todos los establecimientos: primero operan como hostal turístico, luego combinando huéspedes con grupos derivados de una ONG, hasta acabar destinándolos por completo a la acogida de inmigrantes.
"Si cualquiera de nosotros no tenemos licencia y abrimos un local nos lo cierran al día siguiente. No sé a qué está jugando el Ayuntamiento. Yo creo que ahí hay intereses", comenta otra vecina al pasar por el local.
Entre quienes viven en el mismo edificio, el malestar es mucho más palpable. "Se oye todo: las duchas, el aire, los cajones. Lo estamos viviendo fatal porque no se puede descansar. Mi sobrino se despierta llorando por las noches", explica la conserje de uno de los tres inmuebles a los que pertenece el hostal, que además reside justo debajo del local.
Para la mayoría de los entrevistados, la ubicación del establecimiento alimenta la desconfianza, ya que —aseguran— Parque de las Avenidas es un barrio "tranquilo de toda la vida" y "alejado del turismo". En este aspecto, denuncian que el Plan Reside haya dejado fuera a barrios como "La Guindalera, Vallecas y Tetuán" de la normativa que "impide que se puedan implementar negocios de hospedaje dentro de comunidades de vecinos". Algo que, advierten, "fomentará a medio plazo la creación de guetos". "¿Dónde se hace un hostel en una comunidad? Es que ahí entran personas a todas horas, así no se puede vivir", lamenta la misma conserje.
El Velvet Hostel cuenta con un aforo de entre 51-58 personas, aunque, puntualizan los vecinos, "varía según el documento que se consulte". Dispone de habitaciones con literas, pero carece de cocina y salón. "Es una especie de ratonera", resume la trabajadora.
Es precisamente el "insuficiente" espacio lo que, según los residentes, se convierte en un "problema" cuando los huéspedes permanecen en el interior las 24 horas del día. "Entendemos que la gente venga a mejorar, la cosa es si sale por la calle gente que no tiene trabajo y viene sin papeles. ¿En qué puede degenerar este tema?", plantea otro vecino. "Nos genera mucha inseguridad si van a ser inmigrantes. Ya no solamente aquí en este portal, sino en el barrio, porque ahí dentro no van a estar 50 personas, tienen que salir a la calle", coincide la anterior trabajadora.
También llega la preocupación hasta los comercios, que temen que la imagen del barrio se deteriore y con ello sus negocios. "Si esto acaba siendo lo que se espera que sea, claro que me va a afectar", comenta el dueño de un comercio colindante, que además advierte: "Si dan un paso más, la reacción del barrio no será la que hay hoy".
Hasta ahora, las personas alojadas han sido "mochileros de todas las razas", señala una joven en la misma calle. "El otro día una amiga mía pasó por aquí y un señor musulmán le pidió el móvil para llamar a la policía porque decía que le estaban timando dentro del hostal", relata. También presenció una discusión entre la recepcionista y una vecina a las puertas del local. "Ahora no molesta a nadie, pero me da miedo que el día de mañana metan a otro tipo de gente", admite.
En el tiempo que Libertad Digital está en la zona, no se ve a nadie entrar en el Velvet Hostel. Tampoco salir. Al acercarnos, la única trabajadora presente nos niega la entrada alegando que "solo se admiten reservas por Booking".

