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CRITICA A CASI TODO EL GOBIERNO BUSH

El ex vicepresidente de EEUU Dick Cheney: "Soy Darth Vader"

Reconoce que fue partidario de atacar un reactor nuclear en Siria en junio de 2007.

El ex vicepresidente de Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush, Dick Cheney, que saca este martes a la venta su libro de memorias, no parece abrumado por su fama de político maquiavélico y en su lugar asume él mismo que es "Darth Vader".

En una entrevista concedida al programa Today de la cadena NBC emitida este martes, Cheney asegura que la comparación con el "malo" de la saga Star Wars, no le importa en absoluto. "Soy Darth Vader", ironizó en la entrevista, al lamentar que su defensa de "políticas polémicas para mantener a salvo el país" se hubiera convertido en "carne de críticas".

En su libro, In My Time: A Personal and Political Memoir, cuenta su relación con el expresidente de Estados Unidos, George W. Bush, y con otros miembros del Gobierno, y defiende polémicas medidas como la asfixia simulada para interrogar a sospechosos de terrorismo.

En la entrevista, Cheney responde a un caso hipotético en el que el Gobierno iraní empleara esa técnica para interrogar a un estadounidense y declara: "Creo que protestaríamos sobre la base de que tenemos obligaciones con nuestros ciudadanos". Preguntado si eso no supone un doble rasero, afirma sobre aquellos a los que Estados Unidos sí sometió al ahogamiento simulado que "no son ciudadanos estadounidenses".

En su libro, Cheney mantiene el tono desafiante y no muestra arrepentimiento sobre muchas de las decisiones más controvertidas que se tomaron durante el Gobierno de Bush, de quien asegura que fue un "extraordinario líder". Una de las figuras a las que critica es al entonces secretario de Estado, Colin Powell, a quien acusa de debilitar al presidente Bush expresándole sus dudas en privado sobre la guerra de Irak y reconoce que él mismo propuso que fuera destituido de su cargo tras las elecciones de 2004 por sus críticas a la Administración.

También carga contra la sucesora de Powell, la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice, por su "ingenuidad" al tratar de conseguir un acuerdo con Corea del Norte sobre el programa nuclear de ese país, que EEUU sostiene que tiene como fin lograr armas atómicas.

Cheney asegura que aconsejó al presidente Bush que bombardeara un reactor nuclear "sospechoso" en Siria en junio de 2007 y lamenta que, a pesar de su recomendación, optara por la vía diplomática.

Las primeras críticas del volumen no parecen halagüeñas. El diario The Washington Post considera que está vacío de contenido y pasa de soslayo por los temas más polémicos de la gestión del Gobierno Bush, como las alertas de amenaza de atentado que recibió antes del 11-S y de las que hizo caso omiso. Tampoco alude al papel del Gobierno o del expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en la crisis económica de 2008.

Entre las revelaciones que hace Cheney, que antes de llegar a la Casa Blanca había sufrido cuatro infartos, está que tenía preparada una carta de dimisión secreta para que, en caso de que le diera otro infarto o sufriera una apoplejía, uno de sus ayudantes se la entregara a Bush.

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