LD (Agencias)
La reconstrucción de la que fuera la antigua capital de Sumeria ha corrido el mismo destino que otros de los monumentos más queridos por los iraquíes, el Museo Nacional y la Biblioteca, expoliados por los ladrones, conocidos en Irak como los “Alí Baba”. Los signos del saqueo son patentes desde la misma entrada al complejo arqueológico, abandonado desde que comenzó la guerra. En el teatro, levantado en adobe según la descripción de las tablillas judeiformes que atestiguaban su construcción, el escenario ha sido desmontado tabla a tabla y las bambalinas arrasadas. Una columna de humo negro, vestigio del incendio que se produjo, salía todavía este miércoles de una de las vigas del patio posterior, donde actores y actrices trajinaban y templaban nervios antes de presentarse a los espectadores, que solían acudir en masa a los festivales que se organizaban, especialmente en verano.
Ali, un antiguo empleado del complejo narra que “vinieron decenas de personas cuando los estadounidenses entraron (en la vecina ciudad de Hila) y se lo llevaron todo sin que los soldados hicieran nada para impedirlo. En los museos han arramblado con todo, pese a que la mayoría de las piezas no eran más que imitaciones. Los objetos valiosos estaban en el Museo de Bagdad”. Unos trescientos metros más allá del teatro está el Museo de Hamurabi, el legislador más importante de la antigua Mesopotamia (1792-1750 antes de Cristo), que ofrece una imagen dantesca. Cristales rotos, folletos tirados y estanterías desvencijadas se amontonan en la sala principal donde todavía se puede leer "Yo, Hamurabi establecí la Justcia en el mundo para destruir la maldad y evitar que los poderosos opriman a los débiles".
El rey Hamurabi, sexto monarca de la dinastía babilonia, puso por primera vez por escrito un código legal completo y común para todas las etnias que pertenecían a su vasto imperio. Babilonia también fue la capital del famoso rey de los caldeos, Nabucodonosor (605-562 antes de Cristo) recordado por haber ordenado la expulsión de los judíos en el año 586. Durante su mandato, el imperio babilonio alcanzó su máximo apogeo y su mayor extensión territorial, casi hasta la orilla este del Mar Mediterráneo.
Ali, un antiguo empleado del complejo narra que “vinieron decenas de personas cuando los estadounidenses entraron (en la vecina ciudad de Hila) y se lo llevaron todo sin que los soldados hicieran nada para impedirlo. En los museos han arramblado con todo, pese a que la mayoría de las piezas no eran más que imitaciones. Los objetos valiosos estaban en el Museo de Bagdad”. Unos trescientos metros más allá del teatro está el Museo de Hamurabi, el legislador más importante de la antigua Mesopotamia (1792-1750 antes de Cristo), que ofrece una imagen dantesca. Cristales rotos, folletos tirados y estanterías desvencijadas se amontonan en la sala principal donde todavía se puede leer "Yo, Hamurabi establecí la Justcia en el mundo para destruir la maldad y evitar que los poderosos opriman a los débiles".
El rey Hamurabi, sexto monarca de la dinastía babilonia, puso por primera vez por escrito un código legal completo y común para todas las etnias que pertenecían a su vasto imperio. Babilonia también fue la capital del famoso rey de los caldeos, Nabucodonosor (605-562 antes de Cristo) recordado por haber ordenado la expulsión de los judíos en el año 586. Durante su mandato, el imperio babilonio alcanzó su máximo apogeo y su mayor extensión territorial, casi hasta la orilla este del Mar Mediterráneo.
