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El precio de contar la verdad sobre Mohamed VI

Quizás nunca debió fundar un periódico reformista en Marruecos. Durante los diez años que el régimen lo asfixió, debió claudicar y no rematarlo escribiendo un libro como riguroso testimonio de la corrupción monárquica. Así, Ali Amar no estaría hoy refugiado en Madrid, perseguido por Mohamed VI.

Quizás nunca debió fundar un periódico reformista en Marruecos. Durante los diez años que el régimen lo asfixió, debió claudicar y no rematarlo escribiendo un libro como riguroso testimonio de la corrupción monárquica. Así, Ali Amar no estaría hoy refugiado en Madrid, perseguido por Mohamed VI.

No le ha pillado por sorpresa, la suya podría ser la crónica de un exilio anunciado. Cuando Ali Amar fundó en 1997 junto con Aboubakr Jamai, el Journal Hebdomadaire, sabía que renunciaba a una existencia tranquila.  Desde el primer número, cuando abrazaron una línea claramente laicista y democrática, tuvieron la certeza de que tarde o temprano, la teocracia marroquí lograría acallarles.

Sobre esa agorera certeza, el Journal ha salido a la calle durante más de diez años, dando voz a todas las tendencias democráticas y aperturistas marroquíes que se han atrevido a formar parte de sus debates. Con cada ejemplar vendido, Ali Amar y Jamai, sabían que se situaban un paso más cerca de la ruina. Tanto más, cuando la publicación se convirtió en un diario de referencia en Francia, ariete de la libertad de prensa en Marruecos; y logró situarse como el periódico más leído de un país con una tasa de analfabetismo cercana al 50%.

Han sido diez años de continuas persecuciones y boicots para tratar de acallar su influyente voz, que cada vez sonaba más alto. Causas judiciales insostenibles, acusaciones infundadas, y una asfixia económica que finalmente acabó con el diario el enero pasado. Todo ello precipitado por el libro "Mohamed VI, el gran malentendido" que escribió Ali Amad, entrevistado por Libertad Digital.

"En tierra de nadie" así es como confiesa sentirse Amar, exiliado en Madrid. Después de una década de persecuciones, el pasado 25 de enero culminaba el proceso de "estrangulamiento financiero" al Journal, con: "Una sentencia contra el periódico, pero también contra las personas físicas" cuenta a LD: "De hecho, donde se evidencia que ha sido una proceso puramente político es en que solo se ha ido a por Aboubakr Jamai y a por mí, los que firmábamos los artículos y editoriales. Fadel Iraqi, que financiaba la revista, ha salido intacto, aunque se supone que se nos ha cerrado por una cuestión económica" asegura.

Este proceso les ha arrebatado todo "el periódico, nuestras propiedades, mi casa, mi coche, absolutamente todo, sobre todo la dignidad" condenándoles a la cárcel – sin necesidad de ningún tipo de vista- a no ser que pagaran en torno a un millón de euros cada uno.

Ante esta situación, Ali Amar quiso huír a Francia, pero su visado había expirado y en la embajada no conseguía cita para los tres días de plazo en los que entraría en prisión en Marruecos. Optó por pedir auxilio a España, que le concedió un permiso inicial de tres días, y que gracias a Reporteros Sin Fronteras prorrogó a tres meses por motivos humanitarios. Ali Amar lleva siempre consigo el papel que acredita que España ha reconocido su acogida porque "en su país de origen su vida corre peligro". Su "legalidad"depende de un par de folios que a duras penas entiende, ya que Exteriores no se lo ha facilitado en francés ni en árabe, únicos dos idiomas que domina. Su compañero, casado con una española, se refugia en Murcia de manera legal, y confiesa haber tirado la toalla.

"Pero yo, ¿qué haré dentro de tres meses?" se pregunta Amar "Aunque quisiera, no podría regresar a Marruecos, iría a la cárcel". Su intención es trasladarse a Francia, donde quizás pueda subsistir, por cuestión lingüística y afectiva, ya que el gran éxito de su libro le ha hecho cosechar numerorosos apoyos y grandes ventas en el país galo.

Pero Amar está asustado e indefenso. El Consulado francés no le aclara si con el permiso español tendrá problemas en el control fronterizo, y correr cualquier mínimo riesgo implica la posibilidad de ser deportado a Marruecos, y dar con sus huesos en la cárcel. "Estoy bloqueado, esperando a que llegue el 8 de Mayo cuando finaliza el permiso. Jurídicamente soy un hombre sin tierra" relata el periodista. Sólo hay dos escenarios posibles para esa fecha; "o yo estoy en la cárcel, o Marruecos se ha convertido en una democracia" ironiza amargamente.

¿Por qué era molesto el Journal Hebdomaire?


Como explica Ali Amar "en una sociedad teocrática como la marroquí en la que el rey, Mohamed VI es el profeta de Dios, decir algo que mínimamente cuestione sus acciones, es perjurio, es una blasfemia". Y esa es exactamente la línea de denuncia que la publicación persiguió desde su fundación, nacida en pleno cambio político y monárquico de Hassan II.

Cuando su hijo Mohamed VI asumió el poder, despertó una ola de simpatía por la apariencia de aperturismo, como también relató Zineb El Razhoui. Pero el devenir de su reinado, evidencia que las cosas no cambiaron, sino que mudaron el traje: "El régimen se lavó la cara pero mantuvo su naturaleza profunda, el rey ha sido puro marketing" asegura Ali Amad a LD.

Por eso, que El Journal denunciara y documentara las nuevas costumbres del régimen, instaladas en la corrupción y el mercantilismo más radical, ha sido una molestia constante durante diez años. Funcionarios, lacayos, cortesanos y especuladores aparecían a diario en sus páginas, que desvelaban la nueva forma de servilismo instalada por el sucesor de Hassan. "Mohamed VI, el gran malentendido", el libro de Amar no cuestiona la figura intocable del rey, ni siquiera del régimen teocrático lejano a la democracia, sino que desenmascara la realidad que hay detrás de un régimen de súbditos.

"El libro era la pronlongación natural de nuestra línea editoral" asegura Ali Amar, "y está claro que su publicación precipitó el cierre de El Journal, además de prohibirse en Marruecos".

El objetivo del régimen era acallarlos. Pero, no tanto por el impacto que la publicación tenía en la súbdita sociedad marroquí, sino por la influencia internacional y el eco mediático que estaba logrando: "Había muchos ojos puestos en nosotros" apostilla. De hecho, el caso del cerrojazo al  Journal ha sido profusamente cubierto por las principales cabeceras internacionales.

"Lo que no podía consentir es que la opinión internacional cambiase la tibieza con la que se trata a Marruecos" asegura. "En especial en España, que por ejemplo, va a firmar el Estatuto Avanzado con el país en Marzo, aunque incumpla abiertamente los derechos humanos" apostilla Amar.

Este acuerdo se firmará el próximo domingo en Granada, reunión a la que el monarca marroquí no tiene previsto acudir. Pero Alí Amar sí, para que su testimonio e historia evidencien la conculcación sistemática de los derechos humanos en el país que pretende ser baluarte del islamismo moderado. El periodista acudirá a una mesa redonda donde analizará, con otros exiliados marroquíes, la absoluta inexistencia de la libertad de prensa en Marruecos.

A pesar de todo lo ocurrido, Ali Amar volvería a repetir cada paso dado durante estos diez años. "Incluido escribir mi libro" asegura. Aunque ahora deambule por Madrid, y no pueda regresar a su país, ni ver a su hija de tres años. "Zineb pedía un Marruecos laico, para mí el sueño sería un Marruecos en democracia " concluye.

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