La resolución pide al secretario general, Ban Ki-moon, que transmita al Consejo de Seguridad el informe Goldstone, que equipara a Israel con los terroristas de Hamas, y les acusa de cometer crímenes de guerra en el conflicto en Gaza de principios de año.
Impulsada por los países árabes, fue respaldada por 114 de los 192 países miembros de la ONU, rechazada por 18 (EEUU, Alemania, Canadá, Polonia, Italia y Holanda, entre otros) y tuvo 44 abstenciones, entre las que se contaron mayoritariamente las de los países de la Unión Europea (UE).
En un comunicado, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel rechaza esta resolución y destaca que "el resultado de la votación, y el gran número de estados miembro que votaron en contra o se abstuvieron, demuestran con claridad que la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas no ha contado con el apoyo de la mayoría moral".
Además, señala que la resolución "está completamente alejada de las circunstancias reales a las que Israel debe enfrentarse". En este sentido, recuerda que "durante la operación Plomo Fundido, el ejército israelí demostró unos estándares militares y morales superiores a los de cualquiera de los países que promovieron la resolución".
Por ello, Israel concluye que "como cualquier otro país democrático mantiene su derecho a la autodefensa y, como se demostró en días recientes [con el apresamiento de un barco procedente de Irán cargado de armamento para la organización terrorista Hezbola], va a seguir actuando para proteger la vida de sus ciudadanos de la amenaza del terrorismo internacional".