El Gobierno de Portugal esperará a la "evaluación concreta de los daños" causados por el temporal que azotó el sábado Madeira para activar el fondo de solidaridad de la Unión Europea. En el Consejo de Ministros se decretará tres días de luto nacional y se adoptarán medidas para ayudar a la recuperación de la isla.
Alberto Joao Jardim, presidente de la Administración autónoma de Madeira, se declaró además preocupado no sólo por la magnitud de la tragedia y la destrucción sino por el impacto que pueda tener sobre el turismo, una de las principales fuentes de ingresos de la isla.
Las autoridades de Madeira, reforzadas por equipos civiles y militares llegados desde el continente, han logrado restaurar con el paso del día los servicios y las comunicaciones en la isla de manera parcial, aunque en la capital todavía existen dificultades para circular. Dos días después del temporal, los trabajos de limpieza y desescombro continúan para poder llegar a las zonas que todavía están aisladas.
Según el secretario de Asuntos Sociales de la región, Francisco Ramos, hay también 120 heridos y más de 250 desalojados, que ya han sido acogidos. A pesar de ello, los habitantes de Funchal temen que aparezcan más muertos a medida que se retiren las piedras, el barro y la acumulación escombros.
En el aeropuerto ya empiezan a operar los primeros vuelos comerciales y se ha instalado un depósito de cadáveres además de un contingente especial de médicos forenses llegados de Lisboa.
"Centenares de tiendas fueron engullidas por el lodo. Hay establecimientos dañados, mercancías y equipamientos irrecuperables", lamentó el presidente de la Asociación de Comercio de Madeira Abreu. Se estima que el temporal ha causado daños en este sector de al menos 5 millones de euros, sólo en el área de Funchal.
Las lluvias torrenciales que cayeron durante casi 15 horas sobre la isla, de 250.000 habitantes, desencadenaron la peor tragedia que recuerdan los madeirenses, acostumbrados a riadas y hundimientos, pero no de esta magnitud.