LD (Agencias)
En la lectura de la sentencia, el juez desestimó la necesidad someter al acusado, ecologista radical de 34 años, a nuevos exámenes médicos para determinar si padece el “Síndrome de Asperger”, una forma leve de autismo. Esa posibilidad fue insinuada durante el juicio por expertos en el tema los cuales, basándose en la imagen obtenida de Van der Graaf a través de los medios de comunicación, afirmaron que hechos como el no haber mostrado arrepentimiento indicaban que el ecologista podía padecer la enfermedad.
Aunque el juez no descartó ese extremo, estimó que la investigación psicológica realizada por el Centro Pieter Baan, donde se procedió al primer chequeo psicológico del ecologista, había sido suficientemente completa. El citado instituto concluyó que Van der Graaf tenía una personalidad de carácter compulsivo que no llegaba a tener un carácter patológico y que no había influido a la hora de cometer el crimen.
El Tribunal, por su parte, dudó de que la personalidad obsesiva del acusado careciese de influencia alguna sobre el asesinato y por ello no descartaron que Van der Graaf pudiese repetir en un futuro un crimen semejante. Los fiscales pidieron la pena de cadena perpetua para el ecologista por considerar que el asesinato del político populista apenas tiene precedentes en la historia de Holanda, causó gran conmoción en la sociedad y supuso un ataque directo contra la democracia. La sentencia en apelación consideró, con más dureza que la dictada el pasado abril, que la democracia había estado bajo una fuerte presión a causa del asesinato del político. Igualmente, a diferencia de la primera sentencia, estimó en contra de Van der Graaf el hecho de que éste estuviese en posesión de sustancias explosivas en el garaje de su casa.
Aunque el juez no descartó ese extremo, estimó que la investigación psicológica realizada por el Centro Pieter Baan, donde se procedió al primer chequeo psicológico del ecologista, había sido suficientemente completa. El citado instituto concluyó que Van der Graaf tenía una personalidad de carácter compulsivo que no llegaba a tener un carácter patológico y que no había influido a la hora de cometer el crimen.
El Tribunal, por su parte, dudó de que la personalidad obsesiva del acusado careciese de influencia alguna sobre el asesinato y por ello no descartaron que Van der Graaf pudiese repetir en un futuro un crimen semejante. Los fiscales pidieron la pena de cadena perpetua para el ecologista por considerar que el asesinato del político populista apenas tiene precedentes en la historia de Holanda, causó gran conmoción en la sociedad y supuso un ataque directo contra la democracia. La sentencia en apelación consideró, con más dureza que la dictada el pasado abril, que la democracia había estado bajo una fuerte presión a causa del asesinato del político. Igualmente, a diferencia de la primera sentencia, estimó en contra de Van der Graaf el hecho de que éste estuviese en posesión de sustancias explosivas en el garaje de su casa.
