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Rajoy, convencido de que el PSE "no perderá la razón" con Bildu

Los pactos postelectorales centraron las conversaciones a puerta cerrada. Sobre la presencia de Bildu, tranquilidad. Sobre Asturias, guiños a Cascos

Fueron los grandes protagonistas de la cita en Génova 13: Antonio Basagoiti, Luisa Fernanda Rudi, José Antonio Monago y José Manuel Soria. El primero por el papelón -así lo denominan los propios populares- por la presencia de Bildu en las instituciones y lo que esto puede acarrear en su alianza con el PSE y el resto porque todavía no saben si podrán gobernar. Y, como plato fuerte, la mancha negra electoral, Asturias, con Isabel Pérez Espinosa obligada a reunirse con Francisco Álvarez Cascos este mismo miércoles.

Mariano Rajoy convocó a todos los candidatos regionales para comprometerse con un recetario de medidas enfocadas al "empleo, la austeridad y la transparencia" como ejes principales. Sin embargo, partiendo de esta base, fueron los pactos postelectorales los que protagonizaron las principales conversaciones tanto en la mesa como los corrillos posteriores.

El caso del País Vasco es especialmente complicado. Rajoy da orden de pactar con todos, salvo con Bildu. Y a ello tendría que añadir el conseguir que ninguna otra fuerza política lo haga, en referencia tanto a PSE como PNV.

El líder de los populares no habló de romper el pacto con Patxi López, y es que tiene el acuerdo tácito de los socialistas de que no favorecerá a la formación proetarra pese a los "discursos en público", apuntan fuentes del PP. Por ello, ya en rueda de prensa, solemnizó: "No voy a entrar en para qué se reunieron, pero que se aclaren y nos digan que es lo que quieren hacer, y que no pierdan la razón. Creo que no la van a perder".

En este sentido, apuntó que "en la vida adelantar acontecimientos no es bueno", y de ahí que mantenga su confianza en la alianza con el Gobierno de López. "No me gustaría ver una Diputación Foral de Guipúzcoa en manos de Bildu", remató.

En grado de importancia, el otro escenario que más interesa en Génova es el de Asturias: "A mí me gustaría que la presidenta fuera Isabel Pérez Espinosa", dijo Rajoy, pero a su vez hizo más de un guiño a Francisco Álvarez Cascos, al recalcar que tendrán más posibilidades de llegar acuerdos con aquellos que tengan programas similares.

Casi paralelamente, su candidata asturiana se reunía con el ex ministro y se ponía a su disposición, tras un toque de atención de la dirección nacional a través de los cauces habituales. De ahí que en Génova crean que las cosas van por buen cauce y se aventuran a decir que el PSOE no volverá a gobernar.

El resto de plazas electorales también fueron objeto de análisis: Aragón la dan por ganada, las Islas Canarias por perdidas -no en público- y sobre Extremadura muestran sus dudas, aunque son pesimistas. El propio Monago, en conversación con periodistas, se mostraba cansado ante la incertidumbre, pero Rajoy le animó en rueda de prensa: "¡Bueno estuviera que no dijera que va a ser presidente!", sentenció.

Por lo demás, Rajoy se mostró satisfecho. Cree que todo le viene de cara, y que cada día está más cerca de La Moncloa. No quiso meterse en casa ajena, la socialista, para hurgar en la herida. Asegura que en el Debate sobre el estado de la Nación no pensará ni en Zapatero ni en Rubalcaba, sino en España. Y dice que no tiene Gobierno en la sombra, pese a que ya hace cálculos y aventura que su equipo será el mejor de los mejores.

Como colofón, un gestos importantes. Javier Arenas trajo pepino de Andalucía, y todo el mundo lo comió con gusto. Eso sí, estaba cortado y pelado. Rajoy acusó al Gobierno de hacerlo mal a la hora de gestionar la crisis: "Tiene la obligación de dar la talla, cosa que no ha sucedido", arguyó. El otro gesto vino en forma de rueda de prensa, la primera en seis meses en Génova. Rajoy contestó a todo, si bien no desveló si hará de esta comparecencia la tónica habitual.

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