No ha pasado tanto tiempo desde que los mismos que hoy felicitarán a Soraya Saénz de Santamaría, criticaran a esa mujer joven y sin apenas experiencia política que Mariano Rajoy había elegido para sustituir nada menos que Eduardo Zaplana. Aún valorando su formación y su frenético afán de trabajo, primaba el temor de que estuviera aún verde para plantar batalla a veteranos socialistas en el cuerpo a cuerpo de la Cámara Baja.
Soraya, -así, sin apellidos, como se la conoció desde el principio- tenía todo por demostrar allá por ese 2004 cuando saltó desde las últimas filas de la bancada popular hasta sentarse junto a Rajoy, delante de toda la vieja guardia del partido. Tenía que demostrar que ella no era sólo un currículum lleno de sobresalientes.
Aunque eso, en realidad, fue uno de sus principales avales cuando llegó a La Moncloa en el año 2000, tras enterarse que necesitaban un asesor en servicios jurídicos. Allí se plantó una joven chica de provincias, que portaba un impoluto expediente académico y que con apenas 27 años llevaba un año ejerciendo como abogada del Estado en León.
Era simpatizante del partido, pero Soraya no estaba afiliada al PP. Aún tardaría años en hacerlo. En aquella entrevista deslumbró al jefe de Gabinete de Rajoy, el ya fallecido Francisco Villar. Se quedó con el puesto para trabajar codo con codo con el hoy presidente del Gobierno, comenzando así uno de los 'idilios' profesionales más sólidos. Saénz de Santamaría confió entonces ciegamente en Rajoy, y lo ha hecho durante once años, formando parte de su equipo allá donde fuera.
Mariano Rajoy se la llevó con él al Ministerio del Interior, y ella le acompañó a Galicia cuando tuvo que gestionar los difíciles momentos del Prestige. Su entrega y apoyo fueron premiados por Rajoy, que le asignó un importante papel en el diseño del programa del PP para las elecciones de 2004. Soraya se afilió entonces al partido, y debutó en las listas en el puesto número 18. Lástima que no saliera elegida.
Pero por carambolas del destino, sí consiguió un escaño: Rodrigo Rato iba en el número 17, y renunció a su puesto en la Cámara Baja tras aceptar la oferta de dirgir el Fondo Monetario Internacional. Él se trasladó a Washington y Soraya pudo ocupar su vacante, sentándose muy lejos de la primera fila que ostenta hoy en día en la bancada popular.
Además, pasó a hacerse cargo de la Secretaría de Política Local y Autonómica del PP, campo que dominaba con destreza, y que le sirvió como catapulta de la desconfianza que generaba, a los primeros destellos de brillantez. Corría 2005 por entonces, y en el Congreso sus intervenciones en los debates del Estatuto catalán acabaron cosechando grandes ovaciones de los suyos.
Aparecía entonces la Soraya más política y menos rigorista, descubriéndose una parlamentaria que se preparaba sus intervenciones concienzudamente y plantaba batalla con bastante solvencia. Protagonizó duras interpelaciones a María Teresa Fernández De la Vega primero y hacia Alfredo Pérez Rubalcaba después, a los que llegó a dejar fuera de juego en no pocas ocasiones.
De ahí en adelante Soraya Saénz de Santamaría se ha afianzado en el Partido, siempre fiel a Rajoy, y también en el panorama político. La que muchos bautizaron con no poca sorna como 'la niña de Rajoy' es hoy una de las mujeres más fuertes del PP, que ha gestionado el cambio de gobierno y ahora será la nueva vicepresidenta del Gobierno y portavoz.