
L D (Agencias) Rachid Aglif ha admitido que era amigo de "El Chino", uno de los siete islamistas que supuestamente se suicidaron en Leganés aunque ha negado que juntos traficaran con drogas: "Que yo con ese hombre nunca he trapicheado", decía.
Con un tono agresivo, el procesado ha negado todas las imputaciones que pesan sobre él. Ha accedido a contestar a la Fiscalía, que en esta quinta sesión no estaba representada por Olga Sánchez sino por Carlos Bautista, y ha dicho que son "burradas" y "tonterías" las cosas que se han dicho contra él porque ni maneja armas y explosivos, ni ha estado nunca en la casa de Morata ni ha tenido nada que ver con los atentados.
Sí que ha admitido su relación con "El Chino" y que conocía a Suárez Trashorras. Coincidió con él en una reunión en una restaurante de comida rápida de Madrid.
Sobre este encuentro ha explicado que se trató de la venta de hachís, aunque ha negado que el ex minero, una mujer, que desconocía que fuera Carmen Toro, y el ex confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier, también allí presente, le ofrecieran explosivos a cambio de la droga.
Sobre su relación con "El Chino", Aglif ha admitido que tenía confianza con él porque era "buen cliente" de la carnicería de sus padres. Aglif también ha reconocido que en alguna ocasión le compró tarjetas telefónicas al acusado Jamal Zougam en el locutorio que regentaba en el barrio de Lavapiés.
Sobre este encuentro ha explicado que se trató de la venta de hachís, aunque ha negado que el ex minero, una mujer, que desconocía que fuera Carmen Toro, y el ex confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier, también allí presente, le ofrecieran explosivos a cambio de la droga. Sobre su relación con "El Chino", Aglif ha admitido que tenía confianza con él porque era "buen cliente" de la carnicería de sus padres. Aglif también ha reconocido que en alguna ocasión le compró tarjetas telefónicas al acusado Jamal Zougam en el locutorio que regentaba en el barrio de Lavapiés.
Cuando una de las acusaciones ha comenzado el interrogatorio preguntándole si frecuentaba la mezquita de la M-30, ha respondido que nunca había estado allí, que no rezaba fuera (de su casa) y que no sabía nada de lo que le iba a preguntar. Una contestación que casi todos los acusados, en la cabina de seguridad, han acogido con risas. El presidente del tribunal ha pedido en ese momento a los agentes que colocaran a Rafá Zouhier en la última fila de bancos. A este confidente de la Guardia Civil se ha referido Aglif de forma constante durante su declaración. Le ha acusado repetidamente de mentir. Antes eran amigos y salían "toda las noches a discotecas". En una de esas salidas, ha explicado llorando, apuñalaron a Zouhier. Ahora ha admitido que en alguna declaración mintió por venganza a este confidente de la Guardia Civil porque había dicho muchas mentiras sobre él. Ante la actitud de Zouhier, y pese a que su cambio de sitio no evitó que a cada referencia de Aglif le contestara gesticulando, Javier Gómez Bermúdez ha ordenado que expulsaran de la sala al confidente "harto de sus gestos". A la vuelta del receso que concedió a media mañana el procesado volvió a la cabina de seguridad.
Le ha seguido la declaración de Abdelilah el Fadual. Este marroquí fue detenido el 2 de abril de 2004 y en el sumario consta como un estrecho colaborador de "El Chino". Trabajó en las obras para acondicionar de la finca de Morata, que visitó varias veces en las semanas previas a los atentados. La Fiscalía pide para él 12 años de prisión.
Respondiendo a su abogado, Aglif ha condenado rotundamente el 11-M: "Lo que ha hecho esta gente es inhumano, no tiene perdón ni aquí ni en el cielo".
Le ha seguido la declaración de Abdelilah el Fadual. Este marroquí fue detenido el 2 de abril de 2004 y en el sumario consta como un estrecho colaborador de "El Chino". Trabajó en las obras para acondicionar de la finca de Morata, que visitó varias veces en las semanas previas a los atentados. La Fiscalía pide para él 12 años de prisión.Durante su declaración ante el tribunal, El Fadual ha utilizado un castellano muy deficiente y ha contestado de forma confusa, con largos circuloquios. Su forma de expresarse, relatando largas anécdotas personales antes de contestar a asuntos concretos, le ha valido una reprimenda por parte del presidente del tribunal. Después de la llamada de atención, el acusado se ha disculpado en varias ocasiones antes de declarar con expresiones como "si hablo ese señor se enfada conmigo", en referencia a Gómez Bermúdez.
Ha reconocido que le compró a "El Chino" un coche de la marca Volkswagen Golf a principios de marzo de 2004 y que desconocía que hubiera sido utilizado para el traslado de los explosivos desde Asturias a Madrid, como consta en el sumario. El Golf, que dijo que "estaba muy sucio, como si fuera un Land Rover", lo recogió, según su atropellado relato, el 1 de marzo de la finca de Morata. Según la fiscal, en la alfombrilla del maletero de este coche se hallaron restos de explosivo.
Ese día, ha explicado, fue el último que vio a "El Chino". Le había conoció en 1999 en el barrio madrileño de Aluche y mantenía "una relación normal". También ha dicho que declaró que vendía droga a "El Chino" porque "la Policía me engañó". Según sus palabras, le comunicaron que si decía eso saldría en libertad. Al ser preguntado por una de las acusaciones si traficaba con drogas, El Fadual, acusado únicamente de un delito de integración en banda armada, no ha querido contestar: "No estoy procesado por ese delito".
Respecto a las 100 llamadas registradas entre él y "El Chino" en los meses de febrero y marzo de 2004, ha explicado que él "no le ha llamado tanto" y que cuando Ahmidan le llamaba a él era "porque tenía problemas en el coche". Tras explicar que se dedicaba a la venta de ropa, El Fadual ha relatado que al llegar un día a la casa de los hermanos Rachid y Mohamed Oulad Akcha (muertos en Leganés), en el distrito madrileño de Villaverde, donde acudió para que le compraran ropa, estaban viendo vídeos sobre la yihad en un ordenador. Le propusieron que los visionara con ellos, pero se negó: "No puedo ver eso porque en Marruecos es delito". Al confidente Zouhier le conocía de una discoteca de Alcorcón.
Ese día, ha explicado, fue el último que vio a "El Chino". Le había conoció en 1999 en el barrio madrileño de Aluche y mantenía "una relación normal". También ha dicho que declaró que vendía droga a "El Chino" porque "la Policía me engañó". Según sus palabras, le comunicaron que si decía eso saldría en libertad. Al ser preguntado por una de las acusaciones si traficaba con drogas, El Fadual, acusado únicamente de un delito de integración en banda armada, no ha querido contestar: "No estoy procesado por ese delito".
Respecto a las 100 llamadas registradas entre él y "El Chino" en los meses de febrero y marzo de 2004, ha explicado que él "no le ha llamado tanto" y que cuando Ahmidan le llamaba a él era "porque tenía problemas en el coche". Tras explicar que se dedicaba a la venta de ropa, El Fadual ha relatado que al llegar un día a la casa de los hermanos Rachid y Mohamed Oulad Akcha (muertos en Leganés), en el distrito madrileño de Villaverde, donde acudió para que le compraran ropa, estaban viendo vídeos sobre la yihad en un ordenador. Le propusieron que los visionara con ellos, pero se negó: "No puedo ver eso porque en Marruecos es delito". Al confidente Zouhier le conocía de una discoteca de Alcorcón.

