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Los Rodríguez de la Borbolla y Camoyán y cómo cambió el cuento

Cuentan que el lobo desorientado se acercó a Caperucita Roja en el hondón del bosque y le preguntó: "¿Dónde vas Caperucita?".

Por ejemplo, el primer cuento de Pepote Rodríguez de la Borbolla fue un cuento de regeneración y esperanza. Ni siquiera era todavía presidente de la Junta cuando prometió acabar con el fraude del "comunitario", que es como se llamaba entonces el PER. Es más, Pepote, vicepresidente de Escuredo, no descartaba la posibilidad de hacer públicas en los Ayuntamientos la relación de personas que cometían estos fraudes y remitir a la Justicia a los responsables, «aunque sean alcaldes de nuestro propio partido». ¡Cómo cambió el cuento!

Lo que pasa es que un diputado por Sevilla, un tal Verstrynge, azuzaba a los medios diciendo: "«Con el PSOE se ha puesto de moda el puedo engañar y engaño». Tiempos aquellos. Al poco de llegar a la presidencia de la Junta de Andalucía, Pepote vio como el entonces secretario general de AP, luego refugiado en el comedero socialista, comenzaba a llevar razón. A finales de 1986 la estallaba en la cara el caso Presidente. Temprano madrugó la madrugada.

Para los que no habían nacido o no recuerden, el 5 de noviembre de 1986, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobaba  la compra del Edificio Presidente. Poco después, 18 días, ABC, con la ayuda incomparable de Javier Arenas entonces democristiano del PDP,  detalló los precios vigentes en el mercado inmobiliario sevillano en las zonas más cualificadas de la ciudad y en edificios de características similares.

El precio más alto por metro cuadrado no superaba las cien mil pesetas(600 euros) en el edificio más lujoso para oficinas. En la avenida Ramón de Carranza, precisamente el mismo lugar del Edificio Presidente, los precios más altos no alcanzaban las noventa mil pesetas (540 euros). Sin embargo, la Junta había pagado por la compra del Edificio Presidente 128.000 pesetas (630 euros el metro cuadrado). Para mayor claridad y haciendo cuentas, la Junta pagó  1.000 millones de pesetas más que el precio de mercado.

Javier Arenas preguntas al entonces consejero de Economía y vicepresidente del Gobierno, José Miguel Salinas, que no contestó remitiendo al diputado democristiano a una próxima Comisión de Hacienda. Arenas ya dijo que  la licencia de obras fue otorgada de modo irregular por el Ayuntamiento(en manos del PSOE) y se preguntaba el porqué la Junta se había decidido por el Edificio Presidente. Y se preguntaba por qué  se ha comprado un edificio de nueva planta cuando debería ser la Junta quien diese ejemplos comprando edificios que por valor histórico debieran ser rehabilitados.

La Inmobiliaria Osuna, implicada hasta el tuétano y gran amiga del PSOE de entonces, inundó la ciudad de anuncios publicitarios, insertó «spots» en televisión con el fichaje de un famoso comunicador, la pasta es la pasta,  y los periódicos y emisoras de radio potinguearon con el Edificio Presidente.

Pero la verdad llegó. Arenas hizo más de 100 preguntas que no pudieron ser contestadas. Izquierda Unida, entonces otra, muy otra, con Anguita, propuso que  interviniese el Tribunal. Borbolla no quiso entregar el expediente a la oposición y cuando se vio forzado a hacerlo, las irregularidades salieron a la luz. Un escandalazo aprovechado por el guerrismo para hundir, por méritos propios, a Pepote que respondió callando, esto es, asintiendo, ante el caso Costa Doñana que afectaba a los amiguetes de Felipe González, Jacinto Pellón, Bores y otros, que volveremos en encontrar en la Expo 92 y su novela negra.

Por eso pudo escribir don Manuel Barrios su romance del desengaño que decía en una parte:

"Allí, juntos en la Junta,
donde cuentan y no acaban,
los millones de pesetas,
que dimos de mala gana,
como que es de pólvora ajena,
se tiran por la ventana
."

Y terminaba:.

"La derecha, disconforme;
la izquierda, desencantada;
el centro, como es el centro,
centrado en la discrepancia.
Y el pueblo, pagando el pato
—que no es del Coto Doñana—,
testigo de los derroches, 
perdidas sus esperanzas,
víctima del desengaño
del cambio que a peor cambiara,
y metidas en un puño
tantas rosas deshojadas
..."

A pesar de todo, una cosa ennoblece a Borbolla frente a su sucesor, el que en mala hora nació, Manuel Chaves. Pepote tuvo cogollos para aceptar una comisión parlamentaria de investigación aun teniendo como tenía la mayoría absoluta. Chaves, con mayoría absoluta, no aceptó ninguna comisión de investigación relevante para sus escándalos. También en eso cambió el cuento.

A principios de 1990, el cuento de la "regeneración" tenía cuatro agujeros: el caso Presidente, el caso Costa Doñana, el caso Sadesa (de un consejero de Borbolla) y el caso de las mariscadas y cestas de navidad que ya contamos). Y, coincidiendo en el tiempo con su "ejecución" política por parte de Alfonso Guerra, el caso Juan Guerra, caso de los casos, que muchos consideraron la venganza de Pepote.

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