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Pedro de Tena

Andalucía, ciudadanos por el cambio

El PSOE no sólo ha mostrado sus fechorías sectarias y su uso infame de lo público, sino que ha sido incapaz de hacer lo que Andalucía necesitaba: empleo, estabilidad, igualdad de oportunidades, sociedad civil, libertades.

Andalucía necesita el cambio. Desde finales del siglo XIX es una de las chabolas de España. No fue así antes, que llegó a ser la primera región en contar con un alto horno en Málaga o disponer de los mejores bancos de España, situados en Cádiz. No se miente si se dice que los nacionalismos económicos catalán y vasco, con la sordera de los Gobiernos de Madrid, postergaron a Andalucía ante el silencio cómplice de sus más ricas familias. Este drama, el social y económico, y la insensibilidad de quienes podían y debían resolverlo también tuvieron que ver con el clima de tensión y violencia que condujeron a la II República a la tragedia de la Guerra Civil.

Mucho ha llovido desde entonces. Pero nadie ha conseguido sacar a Andalucía de su lugar de destierro de los niveles medios de bienestar de España y Europa. Ni lo hizo la Monarquía de Alfonso XIII, ni la dictablanda de Primo, ni la República ni siquiera Franco, que dispuso de 30 años de gestión en la que País Vasco y Cataluña se llenaron de autopistas mientras Andalucía sólo logró una, y bien tarde, la de Sevilla-Cádiz, 78 kilómetros y de pago, seguramente por presión de vinateros y terratenientes para aliviar sus portes hasta Sevilla.

El PSOE andaluz, que ha contado con más dinero que nadie nunca jamás, de Europa y de la solidaridad nacional, tampoco ha logrado hacer justicia a esta tierra capital para España. No cabe duda de que se han mejorado las infraestructuras, pero como los demás también lo han hecho, las diferencias se mantienen. En su conjunto, educación, sanidad, empleo, salarios, renta, PIB, nuevas tecnologías, etc. Andalucía sigue a la cola de España junto con sus dos hermanas casi gemelas, Extremadura y Castilla-La Mancha. Treinta años de Gobiernos socialistas no han sido suficientes para lograr que ninguna de ellas salga de la pobreza relativa.

Por eso es necesario un movimiento por el cambio en la ciudadanía andaluza. Independientemente de la corrupción que nos asquea, del nepotismo que hiede, del tráfico de influencias que apesta, necesitamos el cambio porque los ciudadanos andaluces debemos de subir a la primera división de las regiones europeas. Además de votar contra la porquería necesitamos votar por la mejora de nuestras condiciones de vida y por la reforma que conduzca a ella. Igualmente es preciso este movimiento en Castilla-La Mancha y Extremadura. El PSOE no sólo ha mostrado sus fechorías sectarias y su uso infame de lo público, sino que ha sido incapaz de hacer lo que Andalucía necesitaba: empleo, estabilidad, igualdad de oportunidades, sociedad civil, libertades y respeto por las instituciones democráticas.

El día en que este gran Sur de España despierte, España será otra y los nacionalismos periféricos se irán replegando. Puede lograrse, pero, para ello, hay que querer el cambio, pelear por el cambio, atreverse al cambio, luchar por el cambio y, si se logra, administrar honesta y eficazmente el cambio.

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