Hace mucho tiempo "el flaco" Cruyff, con esa perspicacia suya que le dieron los años de fútbol y tabaco a escondidas, definió la presión que se vive en el Barcelona como "entorno". En un club inmenso, ese entorno debía ser a la fuerza asfixiante y deformaba el banquillo en un potro de torturas. La cachaza de Johan Cruyff (que tuvo la genialidad de bautizar a su hijo como Jordi), le ayudó a resistir aunque algunos buenos entrenadores -y dos o tres jugadores llamados a hacer historia grande vistiendo la camiseta blaugrana- tuvieron que salir del Nou Camp con la camisa de fuerza. Sólo Luis y Menotti (el primero porque es de Hortaleza, y el argentino porque solía ir con "Rayuela" de Cortazar bajo el brazo), emularon a Cruyff a la hora de defender las propias convicciones.
Serra Ferrer ha sido ya testigo privilegiado del resurgimiento del entorno, que no es una película de "serie B" sino la puesta en marcha del mecanismo diabólico, y se cruzan apuestas sobre cuánto tiempo tardará don Lorenzo en saltar por los aires.
El problema en la junta culé es que no hay paracaídas para todos (son 85 directivos), y ha sido el vicepresidente Angel Fernández -conocido como "Don Piso"- el primero en cuestionar al mallorquín. "Bailarines de salón", llamó a los jugadores. De todo, dicen que le espetaron al "vice" los futbolistas en la reunión que forzó el presidente Gaspart.
Pintan bastos para Serra Ferrer. La cuenta atrás ha comenzado y si este sábado no se vence (convenciendo) al Racing de Santander, doblarán las campanas por él. Todo menos que regrese Van Gaal, que encogió a un club grande hasta dejarlo en su mínima expresión. Aunque ni siquiera el "entorno" está tan loco como para repescarle. Eso sí que sería "negatifo" ¿verdad?
El entorno y “Don Piso”
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