Menú
Germán Yanke

Fin del primer acto

La obra que representa Ibarretxe, como cabeza de cartel del PNV en las instituciones vascas, no es otra que la de la permanencia en el poder a toda costa. A costa de la degradación de la vida política, de la paralización de la acción de Gobierno, del mantenimiento de una estrategia que se resiste a negar a ETA la posibilidad de que termine consiguiéndose algo de lo que pretende con la violencia.

Ayer terminó el primer acto y salió escaldado. No pudo rebatir la obviedad que los dos candidatos alternativos pusieron sobre la escena: la crisis y la necesidad de convocar elecciones. Y, en tan desairada situación, volvió al tópico de que lo que quiere el PNV es que "los vascos decidan su futuro", algo que, contrapuesto a la exgencia de elecciones, parece situar, como realmente ocurre, la alternativa "soberanista" al margen de las urnas, en el ámbito de la obediencia a dictados impresentables.

El segundo acto serán las elecciones. Tratará de alargar el intermedio pero la suerte está ya echada. El PNV es incapaz de gobernar razonablemente el País Vasco e Ibarretxe no sabe disimularlo.