Bien se merece Jaume Matas el título de “ministro sorprendido” tras su reacción “de sorpresa” tras la manifestación, el domingo, de trescientos mil aragoneses airados contra sus planes de reencauzar agua del Ebro a murcianos y almerienses.
¿Puede sorprenderse un ministro? Depende.
Si depende de que los aragoneses salgan a la calle para rechazar que les quiten el agua del Ebro no es admisible, a poco que lea los periódicos (por mucha situación crítica que haya atravesado El Heraldo de Aragón, que en el último mes ha cambiado de propietarios después de muchísimas décadas de los Bruned).
No puede sorprenderse el ministro, o sabe poco de los deseos históricos de Aragón de que alguna vez llegue algún cauce de agua siquiera a alguna parte de sus Monegros. ¿Todavía no ha hallado tiempo el balear don Jaume de darse una vuelta por aquellos pagos resecos? ¿Y cómo han podido darle la cartera de Medio Ambiente con tales carencias?
El ministro sorprendido
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