En los recuentos de la transición española hay un episodio ilustrativo y revelador que protagoniza un prestigioso economista liberal y catalán, por desgracia fallecido, llamado Ramón Trías Fargas. En Cataluña se hablaba a menudo, por entonces, de la sempiterna aspiración de todo partido nacionalista favorable a mayores grados de autonomía, autodeterminación y hasta de independencia.
Un buen día, Trías proporcionó las grandes y determinantes cuentas de lo que supondría para Cataluña ser definitivamente autónomo desde el punto de vista de la economía. No le salían las cuentas, y consiguientemente, el debate de fondo se vino abajo.
Ahora tenemos a Pujol decididamente inclinado al pacto con el PP y dando la espalda a los cantos de sirena de Esquerra Republicana y de sus seguidores más decididamente autonomistas... Posiblemente a Arzalluz, a quien le fallan los mínimos de conocimiento histórico sobre la nación vascongada, también le falta ese economista sabio, prestigioso y ecuánime que haga cuentas.

El argumento definitivo
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