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Una vez le preguntaron a Henry Ford (el empresario americano del automóvil, creador del mítico "T") cómo había llegado tan arriba: "la suerte pasa una vez por encima de tu cabeza, lo único que hay que hacer es saltar para cogerla. Yo estoy dando saltos desde que me levanto hasta que me acuesto". Al Real Madrid del liderazgo incuestionable de Camacho, de las remontadas históricas en el estadio Santiago Bernabéu y de la nitroglicerina en las botas de Stielike le sucedía lo que a Ford, no paraba de dar saltos. Ahora que el Anderlecht vuelve para enfrentarse en la Champions League al vigente campeón de Europa habría que recordar lo que aconteció aquel 12 de diciembre de 1984, porque el Madrid empezó a brincar en el túnel de vestuarios y hasta que no eliminó a su rival no paró.

Aquel partido fue el que originó una de las frases más ingeniosas de Jorge Valdano. El término "miedo escénico" quedó relacionado para siempre con el Real Madrid. Aquel encuentro, además, consagró a Emilio Butragueño como "buitre" (marca registrada por Julio César Iglesias), y como líder de una "quinta" de futbolistas irrepetibles. Tras el 6-1 al Anderlecht los aficionados asaltaron las calles gritando aquello de "¡Oa, oa, oa, Butragueño a la Moncloa!" (no le debió sentar mal a Felipe González, porque luego el PSOE utilizó la imagen del rubio delantero en un spot de campaña). Tal y como lo recuerdo ese partido acabó con el mito de la táctica; a lo largo de la semana no se habló para nada de la pizarra de Amancio, sólo de la "testiculina" de Santillana, Sanchís o Lozano.

Aquel Madrid no ganó ninguna Copa de Europa; se alzó con dos de la UEFA, y lo más cerca que estuvo de suceder a los "ye-ye" fue una semifinal contra el PSV. El Real mereció ganar pero perdió. Y a pesar de todo, yo creo que aquel equipo que no paraba de saltar para cazar la suerte al vuelo está más dentro del corazón de los aficionados. Era el Madrid del insobornable Juanito y de las arengas del actual seleccionador nacional. Era el Real de las supersticiones (al comienzo del encuentro hicieron un cambalache con los dorsales). Tenía, en definitiva, más sabor que el actual campeón continental y desde luego mucho más carácter. Volvieron locos a los chicos de Vercauteren y Scifo, y en la final derrotaron al cómodo Videoton de Hungría. Por hazañas como esa, el Madrid ha sido elegido por la FIFA como el mejor club del siglo, como en su día el "Ford T" fue designado como el mejor coche de la historia. Porque ya no se fabrican coches y equipos como aquellos que no paraban nunca de saltar.

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