Lo del Dream Team vino a raíz de aquel equipo de estrellas que lograron juntar en Estados Unidos con el único objetivo de barrer en unos Juegos. No hubo otro como aquel, ni antes ni tampoco después; los propios americanos trataron de reeditarlo, pero la idea fracasó porque el sueño de ver jugando juntos a Magic Johnson, Larry Bird, Michael Jordan o Scottie Pippen era irrepetible, único en su especie. Aquello era la gloria del basket.
La idea (que no los jugadores) se transplantó a Europa y se encarnó en el Fútbol Club Barcelona. El creador de aquel by-pass fue Johan Cruyff; si el holandés hubiera sido entrenador de baloncesto habría querido que su equipo se asemejara lo máximo posible a aquella selección olímpica. Alguien habló del dream team, y la idea caló entre los aficionados. Desde luego, aquel equipo jugaba de maravilla. Ahora resulta que se ha vuelto a hacer referencia a aquel espíritu después de que el Real Madrid pasara por la piedra al Oviedo: cuarenta y cinco minutos de sopor y un vendaval de fútbol tras el descanso sirvieron para que otra voz anónima rescatara al equipo del sueño. Cada uno es muy libre de hacer lo que le apetezca, aunque en cualquiera de los casos esta cuarta o quinta (ya no llevo la cuenta) sería una copia de la copia, jamás el original.
Lo que más me ha llamado la atención ha vuelto a ser la reacción de Joan Gaspart, antes vicepresidente desbocado y ahora presidente en continua vigilia verbal. Mucho ha tenido que sufrir este hombre con la fiesta que organizó Florentino Pérez en el estadio Santiago Bernabéu (ya saben: Figo y el "balón de oro" por medio, y el presidente de "France Footbal" haciendo la ola) para salir de inmediato exigiendo para sí la patente del dream team<7i> en detrimento del Madrid. Habría que recordarle al señor Gaspart que el inventor de aquel equipo salió del Nou Camp por la puerta de atrás, y todavía sigue enfrentado con la directiva culé.
Desafortunadamente para el barcelonismo, hoy por hoy el duelo sólo puede ser verbal y no futbolístico. El Real Madrid prepara los fastos de su centenario (la idea que trasladaron a Blatter es paralizar ese día el fútbol en todo el mundo), proclamado "mejor club del siglo XX" y con la octava Copa de Europa en sus vitrinas. Eso y la bellísima mujer de Figo aplaudiendo a su marido con la camiseta merengue. Un dream muy sufrido para cualquier aficionado del Barcelona que se precie de serlo. Y, ahora mismo, el máximo responsable de que eso sea así y no al revés es justamente el señor Gaspart. Aunque sí es cierto que el Real Madrid no puede jugar (todavía) la final de la Copa catalana de fútbol. Una pesadilla.

La pesadilla de Gaspart
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