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Fondos incontrolados

Podríamos hacer apuestas desde ahora mismo. Seguro que algún día, en el futuro, se nos contará que también gracias la encefalopatía espongiforme bovina alguien logró algún aprovechamiento ilícito, ilegítimo e impresentable. Exactamente igual que lo que ha ocurrido con las ayudas al lino, al aceite de oliva o a los cursos de formación para parados y presos.

Da igual de donde venga el dinero –de Bruselas o de los presupuestos generales o autonómicos–. Siempre termina por aparecer un listo, un aprovechado o, sencillamente, un delincuente que hace su agosto a cuenta de cualquier novedad y de cualquier desgracia; lo mismo da que se trate de unas inundaciones pavorosas o de una epidemia de vacas locas. El “listo” está siempre alerta, a la caza de primas o de subvenciones. Y nada como el pez en las aguas más revueltas, por más que a su alrededor perezcan las víctimas de cualquier mal presente o futuro.

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