Penélope ha olvidado ya hasta el español. No sabía yo que aquellas tierras, las norteamericanas, tenían tal magnetismo. Esta españolita de moda, aunque ahora reniegue de los toros, nuestra fiesta más colorista, y del uso de su idioma materno, se ha sentado en su lacado tocador de Barbie para escribirle a la alcaldesa de Pamplona rogándole (en inglés, que es más fashion) que suprima encierros y corridas.
Lo mejor del caso es que la niña (dejaremos lo de “tus ojos” para mejor ocasión) hace referencia en tan singular misiva al Papa Pío V –contrario a la tortura de bestias o toros-. Lo que enseña viajar, oigan. Este prodigio de la sumisión -tan pronto es budista como católica, tan pronto flamenca como animadora de Los Ángeles Lakers- parece olvidar sus raíces y su historia. Atrás quedaron los esfuerzos de una niña pizpireta por darle al taconeo y a la peineta. Ahora queda mejor llamarse Pe, comer hamburguesas, depilarse las cejas hasta la intuición y criticar el producto nacional.
Quizá tema Pe Cruz convertirse en vaca en la próxima vida o quizá esté tan perdida que no sabe ya quién la aconseja. Que el destino nos asista. Si Bardem gana la venerada estatuilla (cada día lo deseamos más) la nueva reina del Pe-xiglás es capaz de abolir los Oscar, por aquello de que Bardem es un toro de los escenarios y ella, pobre, nunca llegará ni a vaca loca.

Boquita de Strawberry
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal