Se fue Roberto deseos y con él la única neurona de la Casa de los Horrores. Los monos, que intuían que éste individuo se los comía por los pies –único representante de la cordura, la frescura, la sinceridad y la llanura- decidieron nominarle en tropel y la audiencia acabó por matarle. Por un pelo (sólo un 3%) se salvó de la quema Ángel telojuroporsnoopy. Roberto abandona la jaula y los monos estallan en un gallinero de sonrisas, adioses apresurados y suspiros de alivio. La perrita Tierra será la única que le eche de menos.
Sabrina miraquesoyfina se ha convertido en el fantasma del horror. Vaga ausente de un lado a otro para disgusto de Zeppelín, que ya no sabe por dónde puede salir esta monita sin par. Ni siquiera estuvo ahí cuando Ángel se emocionaba al escuchar los vítores del exterior. Nunca está, aunque esté ahí. Cosas que pasan.
Que larguen a Emilio, ya!
El submundos ya no conmueve ni a las cucarachas. Se ha llevado el título de reinona del horror con méritos propios. No creo que haya en este mundo un ser más insoportable, más impresentable y más faltón (hasta la Milá lo reconoce, en su única coherencia hasta el momento). El monito hortera no dice más que gilipolleces y manda callar a diestro y siniestro cuando él habla, o vomita, que es lo mismo. Mandó callar a Mari la potingues, como si a ésta la callase alguien.
Una lágrima de murano
He llegado a una conclusión. El monito llorón, Kayet el mudo, se pega la lágrima cuando quiere conmover. Ya les dije yo que tenía problemas de identidad y ahora añado: lo que tiene es un morro que se lo pisa. Si en su día este ser dijo de Roberto deseos “a mí me toca los cojones este tío” (frase textual no crean que perdí la cordura) en la noche de la expulsión pudimos volver a ver cómo se sorbía los mocos por tan trágica partida. ¿Alguien puede aclararnos tal entuerto? Ni con lejía, oigan!
Perdidas (en el rumbo)
Quizá nunca lo encontró, el rumbo, Karola. Nos regaló una perla maravillosa, se la dedicaba a Eva la suave: “¡Eva qué lista eres. Eres una caja pensante! No sabía yo que las cajas pensasen. ¿Pero no eran bobas? Otra perla nos regaló la expulsada, tiempo atrás, Marta la superdivinadelamuerte: “me gusta Roberto”. Y antes le gustó Kayet y antes Ángel y... que tiemblen los machitos españoles (yo conozco alguno) que la bomba un día estalla.
Colorá
Y para terminar este collar de dialécticas perlas en la Casa de los Horrores, desde el plató exclamaba mi prima Merche: “estos chicos (por los monos, claro) son mas listos que los ratones colorados”. Y nuestros ojos se posan en el subido rojo de su chaqueta. ¿Se auto definía la Milá como lista o como ratona? Quién sabe...
Cajas pensantes y ratones colorados
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