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El coste del veraneo

El veraneo puede verse como un derecho, una costumbre, una forma de relajación y también de relajo. Pero puede entenderse también como un coste. En cuyo caso conviene saber cómo minimizarlo, a escala general y particular. El hecho de que muchos españoles coincidan en veranear y no invernar, en hacerlo fundamentalmente en agosto, eleva el coste. Hay que pagar un sobreprecio por la forzada congestión. Con el agravante de que teóricamente se veranea para descansar. El descanso parece incompatible con la gregarización. Otra elevación del coste es que veranear consiste en gastar más energía (transporte, refrigeración). Paguemos, no nos quejemos.

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