Por influencia del francés o del inglés, se introduce en los usos lingüísticos la expresión “los más”. Así, los niños son “los más pequeños”; los viejos pasan a ser “los más mayores”. Los países ricos son “los más ricos” y los pobres “los más pobres”. Oiremos decir que los precios rebajados son “los más baratos”, y así sucesivamente. Son locuciones que chirrían en los oídos educados en español. No digamos si, al escribir, el “más” se sustituye por el signo de la suma. Así, hasta la tontería de “lo + plus” o “lo + more”. Es ñoñísimo “lo más mejor”.

Lo más tonto

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