Al comienzo del último año de su legislatura, la política de “mano blanda” de Schröder empieza a mostrar sus fisuras. De poco le están valiendo de momento sus logros pasados en la reforma de pensiones o la reforma tributaria. Varios han sido los hechos más recientes que han crispado los nervios de la opinión pública. Por un lado la amenaza pronunciada por Los Verdes de escindir la coalición gubernamental. Las disensiones surgidas en el seno de la coalición se concentran en el proyecto de mayor envergadura del Gobierno hasta las elecciones de 2002: la nueva ley de inmigración. Según observan los Verdes, el proyecto presentado por el ministro del Interior, Schily, regula la inmigración de un modo restrictivo y la hace dependiente de las necesidades del mercado laboral. El planteamiento de Schily también reduce considerablemente las posibilidades para cumplir el principio de asilo político. Los Verdes temen distanciarse demasiado de sus propios postulados y pagarlo después con la pérdida de votos.
A todo esto, los liberales del FDP intentan meter cuña en la coalición rojiverde y aprovechan el debate sobre la inmigración para ofrecerse como socios de cara a las elecciones de 2002. Los Verdes están que trinan. Y mientras los Verdes trinan, el ministro de Defensa tortolea en Mallorca con la condesa Pilati que, como su propio nombre indica, se lava las manos y desde su colchón le susurra el “a mí, ¡plim!”, a lo que él le contesta: “¿Macedonia? Que me la traigan de frutas”, mientras 500 soldados alemanes aterrizan en Skopje. Las escapadas amorosas a Mallorca y a Francfort, donde reside habitualmente su condesa, con aviones militares han sido, sin duda, la gota que ha colmado el vaso.
Con este panorama de fondo, Schröder ve menguar las posibilidades de su partido, el SPD, de dar una imagen cohesionada para venderle al electorado su eficacia a la hora de evitar y resolver conflictos de cara a las elecciones generales de 2002 y, más pronto aún, de cara a las regionales de Hamburgo y Berlín.
Mientras su ministro de Defensa chapotea, el barco de Schröder ha comenzado a hacer aguas.

¿Macedonia? De frutas
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