Este compatriota nuestro de quinta o sexta generación (ya perdí la cuenta) llamado Juanito Muehlegg empieza a caerme realmente como una patada en la entrepierna, aunque debo reconocer que es una veta informativa de primer orden mundial. Jamás pensé que el esquí de fondo fuera a darme para tanto, y eso a pesar de que el otro día leí que los deportes de invierno eran muy seguidos a través de la televisión. Desconozco si ha sido la santera portuguesa quien le ha recomendado que abra la boca en Noruega, pero el mozo hispano-alemán por cierto: ¿éste hizo la mili" aquí, o qué? se ha descolgado con unas manifestaciones al diario Verdens Gang (no sé si por lo de "verdens" las han segado), que me recuerdan al más vigoroso Mario Puzo. A nadie sorprendería que el afamado escritor de El Padrino pusiera en boca de Vito Corleone la frase "puedo provocar el caos si cuento todo lo que sé". Es, junto a aquella otra de "que parezca un accidente", una frase genial, una frase digna de "Chicago años 20".
Las declaraciones de Muehlegg tienen toda la pinta de ser las de un culpable consciente y confeso; asegura que tiene suficiente información como para "provocar el caos" en su disciplina deportiva, y continúa asegurando que tiene muchos datos "que no se han publicado". Termina sentenciando lo siguiente: "Para mí sería fácil hablar de ello, muy fácil. Puedo provocar el caos en el esquí de fondo si cuento todo lo que sé, pero no quiero hacerlo". ¿Lo haría si le devolvieran la tercera medalla? Aquella imagen suya cruzando la línea de meta y ondeando la bandera española de la que tanto presumieron nuestros responsables políticos, se vuelve ahora contra nosotros. Muehlegg se revuelve y acude al chantaje puro y duro, a la amenaza más impresentable, para amedrentar no se sabe exactamente a quién, aunque con un objetivo claro: el juego del "pío-pío, que yo sólo no he sido".
Juanito, que ahora desmentirá estas declaraciones como mandan los cánones clásicos, huyó, probablemente con el conocimiento de la secretaría de Estado para el Deporte, y rehuyó sus responsabilidades directas. El diario Marca logró fotografiarle, pero no hizo ninguna declaración. Ahora se erige en "ángel exterminador" y amenaza con provocar el caos. Alguien tendría que haberle parado los pies, pero ese "alguien" no parece que pueda ser ya Juan Antonio Gómez Angulo. ¿Que tiene información?... Que le hagan la cirugía estética, le cambien el nombre y le conviertan en testigo protegido. O que llamen a los herederos de Eliott Ness. Pero, por favor, que no le dejen volver a esquiar bajo la bandera española.
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