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Alberto Míguez

La UE apunta a Marruecos

Los ministros del Interior de la Unión Europea, presididos en esta ocasión por el español Mariano Rajoy, han decidido tomar medidas contra aquellos países que no colaboren en la lucha contra la emigración ilegal marítima. España, Italia, Grecia, Francia y, en menor medida, Portugal son los países afectados por este infame tráfico. Marruecos, Argelia, Libia, Turquía, Albania y Túnez son los países de origen y de tránsito de los inmigrantes ilegales. Sobre todo, Marruecos.

De Marruecos salen cada año, en efecto, varios miles de desesperados de diversas nacionalidades (subsaharianos, africanos, magrebíes, pero sobre todo, marroquíes) en embarcaciones de fortuna, lanchas neumáticas, viejos botes de pesca, pateras o balsas. Antes atravesaban solamente el estrecho de Gibraltar, pero ahora han descubierto nuevas rutas y se dirigen también hacia las islas Canarias. A mediados de año se habrán superado los cinco mil clandestinos llegados por este método a nuestras costas.

Nunca se sabrá con exactitud cuántos de estos desgraciados murieron en el intento. Precisamente por eso, razón le sobra a Rajoy cuando dice que no es de recibo que ciertos países miren para otro lado cuando cientos de embarcaciones salen de su territorio cargando nuevos esclavos. Pero algunos de estos países no sólo desvían la mirada, sino que promueven el tráfico, cuando no organizan, porque es una actividad muy lucrativa para las mafias. Las sospechas de que la Policía marroquí, incluso las Fuerzas Armadas, participan en este tráfico, son muy serias y en algunos casos han sido suficientemente probadas.

El Gobierno marroquí ha prometido en muchas ocasiones “hacer todo lo posible” para cercenar esta actividad. España sigue esperando mientras cada día llegan a Tarifa o a Lanzarote nuevos cargamentos de carne humana. Y aunque existe un Tratado de Readmisión que obliga a que Marruecos acepte recibir a sus súbditos detenidos cuando intentan entrar clandestinamente en territorio español, un porcentaje creciente de africanos que salen de las costas marroquíes no puede ser reenviado porque las autoridades marroquíes aseguran que no hay pruebas suficientes de que hayan salido de su territorio. Parece una broma.

Estos indocumentados se quedan en España porque han olvidado de qué país proceden, dado que previamente han destruido cualquier papel que pudiera identificarles. Marruecos no oculta que sacándoselos de encima, se alivia.

Los ministros de Interior de la UE van a exigir a los países de donde parten las pateras o embarcaciones de fortuna que los readmitan una vez apresados. Pero una cosa es decirlo y otra muy diferente conseguirlo. Los españoles sabemos mucho de eso. Pero sabemos sobre todo que el Gobierno marroquí, en este como en otros asuntos, se comporta cínicamente.

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