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Alberto Míguez

El triunfo del "hogra"

No hubo ni se esperaban sorpresas en las elecciones legislativas celebradas el pasado día 30 en Argelia. Ganó el FLN (Frente Nacional de Liberación), expartido único, ahora semiúnico y en el futuro seguramente, de nuevo, único. Pero en realidad ganó el “hogra”, palabra que los argelinos utilizan para denominar al poder corrupto de generales, mafiosos, especuladores, contrabandistas, políticos venales, policías y empresarios.

Aunque las cifras proporcionadas por el gobierno no son de fiar, menos de la mitad de la población participó en estas elecciones. Probablemente fueron menos. Y en Kabilia, la región rebelde, no superó el 2%. La capital bereber, Tizi Uzú, fue escenario de graves enfrentamientos entre jóvenes y fuerzas del orden. Hubo, oficialmente, un muerto aunque podrían ser más.

El problema del gobierno argelino y de su presidente, Abdelaziz Buteflika, es que carecen absolutamente de credibilidad. Digan lo que digan, ofrezcan las cifras que quieran, nadie les cree. El país ha perdido la fe en los políticos, funcionarios, militares, policías y medios de comunicación públicos.

La población está harta, sobre todo los jóvenes. Y eso explica que los colegios electorales estuvieran vacíos. Lo que la inmensa mayoría de los argelinos quiere es un trabajo digno y comer todos los días. Y eso es bastante difícil. Los indicadores sociales resultan explosivos. Más de la mitad de la población vive en la pobreza. Uno de cada tres argelinos o argelinas está en paro. Y el 60% de los parados tiene menos de treinta años. El problema de la vivienda en las ciudades es pavoroso y lo mismo sucede con los servicios médicos, los transportes y la educación.

Que esto suceda en uno de los países potencialmente más ricos del Mediterráneo, gran productor de gas natural y petróleo, con una agricultura antaño feraz, resulta especialmente escandaloso, máxime cuando hay una minoría que se ha enriquecido hasta límites insultantes a costa precisamente del petróleo y el gas natural. Son los descendientes de la “nomenklatura” del partido único, triunfador en las elecciones.

La culpa de este desastre, la tiene para la inmensa mayoría de los argelinos esa mezcla de mafiosos, militares y políticos y especuladores que se ha hecho con el poder y lo administran a su arbitrio y conveniencia. El FLN, vencedor en estas elecciones simboliza precisamente a este poder corrupto y amoral. Su victoria es el triunfo de los sinvergüenzas.

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