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¿Dónde está el verdadero Figo?

Está claro que Vicente del Bosque es un "hombre de empresa". Confiesa en "Interviú" que si no hubiera puesto a Zinedine Zidane como titular indiscutible durante todos los partidos le habrían acusado de jugar con el patrimonio del club. Como hizo Ramón Mendoza con Leo Beenhaker cuando se le ocurrió sentar a Emilio Butragueño: "¿es consciente usted de que está jugando con el mayor activo que tiene el Real Madrid?". El holandés aprendió la lección y puso al "buitre" cojo, dislocado, herniado, meditabundo, absorto en sus cosas... Daba igual. Nadie volvería a echarle jamás la bronca por aquello. Emilio era el madridismo reencarnado, el nuevo Di Stéfano, y aquello no se podía ni tocar. ¿Pasará lo mismo ahora con Luis Figo? Y, por cierto, ¿dónde está el portugués?
Desde la concentración de su selección en el Mundial de fútbol, Figo manifiesta que cumplirá su contrato hasta 2006. Esa declaración de intenciones sonaría a música celestial pronunciada por Raúl, Roberto Carlos y, desde luego, Zidane. Pero tengo para mí que en el caso del capitán de Portugal supone un "boomerang" malicioso, una suerte de globo-sonda lanzado con precisión hacia el despacho que Jorge Valdano tiene en el estadio Santiago Bernabéu. El fichaje de Figo supuso una dentellada moral a la yugular del barcelonismo (Joan Gaspart sigue dando bandazos desde entonces) pero, dos años después, habrá que convenir que, deportivamente hablando, ha aportado más bien poca cosa. Nada que ver, desde luego, con aquel Figo sobrado del Barcelona, alegre, desbordante por la banda, asistente perfecto para sus compañeros. ¿Dónde está aquel Figo? Y lo que es más grave: si el Madrid hubiera pensado traspasarlo ¿quién lo querría en estas condiciones?

Todos los males de Figo no arrancan de la final de Copa disputada contra el Deportivo de La Coruña. Su reaparición fue precipitada y eso pudo suponerle un retraso en su recuperación, pero ni antes Figo fue Figo, ni mucho menos lo fue después. En un Real Madrid, 3 -Barcelona, 0, con los azulgrana huyendo de la quema, recuerdo a Figo sólo, exigiendo el balón para sí, apareciendo cuando los demás se esfumaban, desaparecían. Allí sí estaba el "balón de oro". ¡Menudo espectáculo el de aquel Figo! Desafortunadamente sólo nos queda su recuerdo, y el Real Madrid -que se lo pregunten si no a Paco Gento o Ferenc Puskas- no vive de sus recuerdos. Por eso la frase de Figo -"cumpliré mi contrato hasta 2006"- me suena a "si habéis pensado en echarme, olvidaros de la fiesta". Pero Figo es, hoy por hoy, sólo el fantasma de aquel gran futbolista que fue. Lo intenta todo y no le sale nada. Y Claude Makelele, que lo ve, quiere que le paguen por lo menos la mitad de lo que cobra el portugués. ¿Qué hará Del Bosque la próxima temporada? ¿Jugará con el patrimonio del club? A lo mejor este Luis Figo es ya un pasivo del Real Madrid.

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