De los más de mil asesinatos que Eta ha perpetrado a lo largo de su existencia, el de Miguel Ángel Blanco, el 12 de julio de 1997, quedará en la memoria de todos los españoles como el más cobarde, vil y repugnante de todos. España entera se echó espontáneamente a la calle, sin necesidad de ninguna convocatoria previa, para expresar el horror, la ira y la náusea que le provocan la absoluta deshumanización de los asesinos y la ideología y objetivos por los que justifican sus asesinatos. Ideología y objetivos que PNV y EA compartían y comparten hoy más que nunca.
La muerte de Miguel Ángel Blanco marcó un antes y un después en la lucha contra Eta. Fue entonces cuando la inmensa mayoría de los españoles tomaron plena conciencia de que con Eta y sus asociados no podía haber negociación posible, y sólo cabía la solución policial, con la ley en la mano. Los nacionalistas –“moderados” y “radicales”– anduvieron algún tiempo refugiados en sus cuarteles de invierno, sobre todo el PNV, que veía peligrar su cosecha de nueces ante la renacida unidad de los españoles frente al terrorismo y, de paso, también frente al nacionalismo, de cuya ideología –además del marxismo-leninismo más rancio, factor que anima a Madrazo y Llamazares a aceptar las migajas empapadas de sangre de los nacionalistas– se nutren Eta-Batasuna. Por ello, cuando los terroristas plantearon su tregua-trampa y el pacto de Estella un año después –agobiados por la presión policial y con todo el país en contra–, los nacionalistas “moderados” (PNV y EA) se apresuraron a acudir en auxilio de sus aliados estratégicos por el bien de la “causa”. Y esa alianza explícita no sólo se ha mantenido –aun a pesar de la ruptura de la tregua– sino que se ha afianzado aún más cuando la sociedad española, a través de los partidos políticos y de las instituciones democráticas, ha estrechado el cerco contra Eta-Batasuna a través del Pacto contra el terrorismo, la nueva Ley de partidos y la persecución judicial y financiera de los batasunos.
Las mentes más lúcidas ya advirtieron a Suárez en la Transición que la estrategia de Eta-Batasuna era la secesión al contado, mientras que la del PNV era la secesión a plazos, y que constituía un grave error intentar atraer a los nacionalistas “moderados” hacia la senda democrática y constitucional con concesiones a su victimismo, las cuales no harían sino alentar los crímenes de Eta. La diferencia siempre fue de forma, pero no de fondo: ambos estaban –y están– de acuerdo en la constitución de un estado totalitario. El carácter aranista o marxista-leninista se decidiría después, quizá en una sangrienta guerra civil, tal y como sucedió –salvando las enormes distancias que los nacionalistas se niegan a ver– con la independencia de Irlanda.
Transcurridos veinticinco años, Arzalluz e Ibarretxe han decidido dar por cumplidos esos plazos. Y han elegido precisamente el quinto aniversario del vil asesinato a sangre fría de Miguel Ángel Blanco para consumar su desplante al estado de derecho y hacer ostentación de su absoluta indiferencia –cuando no desprecio– hacia las víctimas de Eta-Batasuna. Sabedores de que se avecina el final del usufructo del terror y del asesinato, conscientes de la escasísima distancia en votos –de los que habría que descontar los del miedo y los de la prebenda– con los constitucionalistas, y convencidos de que su fachada de moderación y sus promesas de firmeza frente a los terroristas ya no consiguen engañar a nadie, PNV y EA han decidido quitarse la careta y abrazarse con sus aliados de siempre, a quienes deben la práctica totalidad de su influencia política.
Afortunadamente, el nuevo Gobierno del PP, haciéndose eco del sentir de la inmensa mayoría de los españoles, parece tener las ideas bastante claras al respecto. Mariano Rajoy, Javier Arenas, Ángel Acebes y el presidente Aznar ya han anunciado que responderán al órdago nacionalista con la ley y la Constitución en la mano. Hay que esperar y desear que así sea, aunque “sólo” sea para que la muerte de Miguel Ángel Blanco y las de los otros mil asesinados no haya sido en vano.

Cinco años después...

En España
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal