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Víctor Llano

Castro pasó tres horas con Barbarita

Todos los que el pasado domingo encendieron sus televisores en la isla pudieron comprobar el respeto que algunos periodistas extranjeros sienten por Fidel Castro. La emisora comunista emitió íntegra la entrevista que el mandatario caribeño concedió a Bárbara Walters, quien se mostró tan sumisa con el coma-andante que más que una periodista de la cadena de televisión ABC, parecía una comisaria política a sueldo del periódico Granma, organo oficial del régimen castrista.
En dos horas y media de conversación, la señora o señorita Walters no fue capaz de formular una sola pregunta que pudiera incomodar al que presentaba como un abuelito inocente. Castro, muy complacido y a gusto, le aseguró a la norteamericana que antes de disfrutar del merecido descanso tendría que pedir permiso al pueblo, pero que éste valora tanto su experiencia que duda se lo concediera.

Más que Bárbara, Barbarita, no fue capaz de decirle a su admirado amigo que los cubanos aprecian tanto su experiencia que en cuanto pueden embarcan en una patera y, arriesgando su vida y la de sus hijos, huyen rumbo a cualquier sitio en el que se les permita respirar. A pesar de ello, el mandatario cubano le aseguró a la periodista que no tiene intención de dejar el poder.

Sólo la muerte o lo que calificó como un “accidente” podrían apartarle de tan alta responsabilidad. Pero el tema del fallecimiento de Castro le resultaba de tal modo insoportable a la periodista que ésta cambió con urgencia de asunto y le preguntó por el Proyecto Varela, iniciativa disidente que pretende democratizar el régimen valiéndose de sus propias leyes y, que a juicio del tirano, “puede formularse como petición, nunca aspirar a cambiar la legislación de la tiranía”; no obstante y en cualquier caso él se reserva el derecho de contestar a Oswaldo Payá “a su debido tiempo”. Lástima que en un principio la respuesta haya quedado en manos de sus policías que –anticipándose a sus deseos– golpean, encarcelan y amenazan a los que se atreven a pedir cambios en su país.

Sin embargo, Barbarita no se lo recordó. ¿Por qué iba a hacerlo? Estaba tan contenta y tan agradecida por el hecho de pasar tres horas con Barbatruco, que no fue capaz de ensombrecer su gozo hablando de prisiones y torturas. Prefirió otorgarle a su máximo líder la oportunidad de reflexionar sobre la libertad de expresión que existe en su finca; según Castro “en Cuba hay más libertad de expresión que en otras muchas naciones”, ya que en su país, “la tasa de alfabetismo es muy alta”.

Tampoco en esta ocasión la amable entrevistadora se decidió a incomodarle ni tan siquiera un poquito. No le habló del adoctrinamiento comunista, ni de cómo en las escuelas de la isla se enseña a los niños a ser como Guevara, un psicópata con vocación de verdugo que pudo presumir de ser el extranjero que más cubanos había asesinado. Por no molestarle, la periodista estadounidense no le preguntó por la obligación que tienen los niños que sobreviven en la isla de asistir a los actos de repudio, en los cuales se insulta, apedrea y golpea a todos los que escapan de Cuba.

Tan colaboradora y agradable se mostró Barbarita con Castro, que a éste no le va a quedar más remedio que invitarla a pasar una semana de vacaciones en un hotel de Varadero. Muy pronto la periodista podrá disfrutar de los placeres que la robolución reserva para sus amigos, y a la orilla del mar un médico cubano le servirá un refresco y esperará paciente por su propina; si ésta resulta generosa y el camarero es agradecido, quizás le informe de que su habitación está cubierta de cámaras y micrófonos ocultos.

Quieren que en un futuro Castro les acepte sus cartas credenciales

Como ya adelantó Libertad Digital el 17 de octubre, en sólo seis años, desde 1992 a 1998, las exportaciones de empresas vascas a Cuba han alcanzado los 13.441 millones de pesetas, a los que hay que sumar otros 2.050 millones de una línea de créditos blandos que el gobierno vasco mantiene con el régimen de Fidel Castro y los 12 millones de pesetas que Ibarretxe ha hecho llegar a la isla para informatizar el sistema judicial castrista, engendro represor que persigue a todos los que en la tiranía piden que se respeten los derechos humanos.

Se refugió en Cuba

Ramón Etxeberría Garitazelaia, el etarra de 53 años que fue detenido el pasado martes en la localidad vascofrancesa de Anglet, encontró cobijo en la isla a principios de la década de los noventa, después de que el fracaso electoral de los sandinistas le obligara a abandonar Nicaragua.

Más hambre

El último informe de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), denuncia que en los últimos años el hambre se ha incrementado en Cuba de forma significativa, pasando de un 5% desde 1990 a 1992, al 13% en el bienio 1998-2000. A pesar de que el estudio reconoce que, al contrario de lo que ocurre en Iberoamérica, en Cuba, lejos de disminuir, aumenta el hambre, el informe peca de optimista; la realidad es que sólo del 13% de cubanos puede decirse que tienen sus necesidades cubiertas, el 87% restante carece de los alimentos y de las medicinas necesarias.

Ni pagan lo que deben, ni pueden comprar lo que necesitan

En el primer semestre de este año, las exportaciones de productos españoles a Cuba se han reducido en un 19% respecto al mismo periodo del año anterior. Según Luis López Moreno, jefe de la oficina comercial de España en La Habana, “la falta de dinero ha hecho que tanto vendedores, como compradores, se muestren más prudentes”.

Espiaba para la tiranía cubana

Según informó en Estados Unidos la fiscalía del distrito de Columbia, Ana Belén Montes, la ex funcionaria del Pentágono acusada de espiar para el régimen castrista, ha sido condenada a 25 años de cárcel. Montes, –que trabajaba en la Dirección de Inteligencia– no sólo elaboró “informes” sobre la política de seguridad que se debía seguir respecto a Cuba, también fue capaz de desvelar al contraespionaje cubano la identidad de un agente norteamericano que trabajaba en la isla.

No quieren perder negocios

La fiscalía de La Habana solicita la pena de muerte para el presunto asesino de Pep Coll, ciudadano español que fue asesinado en la capital el 28 de octubre del pasado año. El régimen cubano quiere dejar constancia de su decisión de castigar severamente a los que atenten contra los extranjeros que visiten su país, más si, como se ocurre en este caso, la víctima había viajado a Cuba para hacer negocios.

Desigual fortuna

El servicio de guardacostas de Estados Unidos repatrió a más de 60 inmigrantes cubanos que en los últimos días habían intentado sin éxito llegar a las costas de Florida. Tuvieron más suerte los 25 isleños, cuatro de ellos niños que, después de arriesgar sus vidas, lograron alcanzar suelo norteamericano y que gracias a la “Ley de Ajuste cubano”, podrán permanecer en Estados Unidos.

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