Es seguro que el juego La Cofradía de las tinieblas es un alarde de mal gusto y desconsideración hacia las creencias y la fe de sus conciudadanos. Es posible que personalmente su autor no valga un "chavo" como persona. Comprendo y hago mía la ofensa y el asco que hayan podido sentir las personas virtualmente masacradas en el juego del informático sevillano, una más de tantas ofensas que padecen a diario los católicos, ofensas que van del editorial progre diario a la venta de bikinis con la imagen de la Virgen.
Pero no puedo aceptar que esto sea excusa para meter entre rejas al creador del engendro y cerrar un sitio web. No veo que la publicación de un juego casero en Internet atente contra la "libertad religiosa" de nadie. Durante todo el proceso a Houellebecq, este diario ha mantenido una justa postura de rechazo contra la actitud de los tribunales franceses y sus supuestas "asociaciones de derechos humanos". Que no se diga que sólo vemos la paja en ojo ajeno.
No obstante, seamos sinceros. ¿Alguien se habría escandalizado si en lugar de cofrades el juego consistiera en masacrar negros, sudacas, moros o vagabundos? ¿Habría en la prensa española algún comentario en contra de la detención y condena del hipotético programador de tan ocurrente entretenimiento?
Daniel Rodríguez Herrera es editor de Programación en castellano.
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