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Germán Yanke

Pobres chicos

Son unos pobres chicos y lo han sido desde hace tiempo. Son, además, el símbolo de la decadencia del socialismo vasco porque sus peculiares Juventudes ya sólo se nutren de muchachos acomplejados ante el nacionalismo y preocupados por los debates más obsoletos. A sus simpatizantes les cuentan cómo estuvieron en Sevilla luchando contra la globalización, pero no parece tan necesario estar en el País Vasco junto a las víctimas del terror.

Son unos pobres chicos que ocultan sus ponencias para evitar el debate público, porque están aterrados ante la fuerza de la razón, que seguramente les hará vivir más incómodamente. Son tan pánfilos que se quieren presentar ante la opinión pública con un aire de ridículo andinismo reflejado en el más tonto de los lemas: "Defendiendo la alegría".

Lo que defienden es su tranquilidad, no ideas que puedan convertir a los vascos en ciudadanos libres, que es lo que ETA, el PNV y sus corifeos impiden. Insisten ahora, después de tanto fiasco, en bajarse los pantalones ante el nacionalismo y, para disimular, señalan "condiciones" a un absurdo referéndum de autodeterminación. Pero el entreguismo es total: proponen acercar a los presos de ETA para evitar barreras con los independentistas y rechazan la unidad de los no nacionalistas para no satanizar –que término tan laico, ¿verdad?– a los que lo son.

Son unos pobres chicos acobardados, que quieren divertirse. No hay en ellos nada de radicalismo, ni un concepto fresco de la izquierda, ni una gota de jacobinismo, ni nada de rebeldía. Quieren estar alegres en compañía de quienes se ciscan en las libertades.

Y seguirán siendo unos pobres chicos, ignorantes y estrafalarios, si Rodríguez Zapatero y sus huestes, que van a ir a su congreso a defender la alegría, no les ponen los puntos sobre las íes, es decir, un profesor, un maestro que les enseñe, eso sí, muy alegremente, un poco de sentido común, de Derecho Constitucional y se sensato socialismo. Porque si todo pasa felizmente, si todo cabe en el PSOE de ahora, seguirán siendo unos pobres chicos siempre del lado de los poderosos nacionalistas.

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