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Alberto Míguez

Nuestro amigo Bashar

La ministra española de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, visita este fin de semana Damasco, no se sabe con qué objetivos ni propósitos.

Aznar se pavoneó en la Cumbre europea de Atenas (qué manía la de este hombre, imitando siempre a todo tipo de aves de corral: pavos, gallinas, gallos y ocas) anunciando que la enviaría allí para afianzar la amistad personal, política y estratégica entre España y Siria. El Dr. Bashar al Assad, oftalmólogo de profesión y heredero de la satrapía siria tras el fallecimiento de su señor padre, el tirano Hafed al Assad, mantuvo el otro día una sustanciosa conversación telefónica con Aznar y le prometió que no albergaría a Sadam Husein y a sus sayones. También le dijo que su país no fabricaba ni almacenaba armas de destrucción masiva ni ayudaba al terrorismo internacional. Aznar le pasó el recado a Bush y pelillos a la mar.

Dadas las características diplomáticas de la ministra Palacio, su viaje a Damasco será un éxito siempre que el Dr. Bashar no nos declare la guerra o rompa relaciones. Esta mujer es el trasunto teresiano de Juanita Calamidad, como acaba de demostrar en su respuesta sobre el asesinato del cámara de TV5 José Couso (¿qué otra cosa fue?) a una cadena radial.

Aznar le marcó el terreno a la ministra adelantando que “Siria es un país amigo” y que no hay ningún proyecto militar para acabar con el tirano y sus amigos.

Pero veamos en qué consisten las características de este país amigo:

- Desde 1963 en que el partido Baaz tomó el poder manu militari mediante el exterminio de todos sus oponentes, Siria se encuentra en Estado de excepción, todas las garantías constitucionales han sido suprimidas, no hay partidos políticos ni sindicatos, ni libertad de prensa, reunión y asociación, las cárceles están a rebosar y, según Amnistía Internacional, un millar de prisioneros de conciencia se amontonan en las prisiones del Dr. Bashar.

- Hace diez años, el papá del Doctor Bashar se llevó por delante de una tacada a cuarenta mil personas acusándolas de ser “hermanos musulmanes”.

- Siria ocupa militarmente el Líbano desde hace años y da cobijo a organizaciones terroristas como Hezbolá –sus campos de entrenamiento se reparten entre el Líbano y el valle de la Bekaa–, el Frente Popular de Liberación de Palestina, el Frente Democrático de Palestina y la Yihad islámica. Estas bandas criminales actúan todos los días en Gaza y Cisjordania y, en el caso de la Yihad, su colaboración con Al Qaeda es algo más que una sospecha.

- El Departamento de Estado americano ha incluido a Siria entre los países que ayudan y albergan al terrorismo internacional junto con Libia, Corea del Norte, Sudán y otros Estados probablemente también “amigos”.

- Fueron baterías sirias las que asesinaron al embajador de España en Beirut, Pedro de Arístegui, como muy bien sabe su hijo, el diputado Gustavo de Arístegui, salvo que en los últimos tiempos se haya olvidado de aquel drama, algo poco probable.

- Las relaciones económicas entre Siria y España son irrelevantes; las políticas, inexistentes; las culturales, lejanas y las afinidades selectivas en otros campos, nulas.

En esas condiciones sería útil que el presidente del Gobierno explicara por qué la dictadura siria es un país amigo de España y en qué se basa esa amistad, salvo que todos los horrores que anteceden constituyan factores de aproximación e intimidad para la política exterior de España y su Gobierno.

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