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Germán Yanke

El espectacular triunfo del PNV

Leo en los periódicos de hoy: “Los nacionalistas rentabilizan la ausencia de Batasuna”, “Espectacular subida del PNV en Vizcaya”, “Ibarretxe consigue un nuevo triunfo para el PNV”, “PNV-EA barren en Vizcaya”, “PNV-EA avanzan posiciones”.

Los triunfos “espectaculares” del PNV son últimamente de naturaleza óptica, es decir, según las intenciones del que mira. Si tomamos las tres elecciones forales del pasado domingo (la elección de las Juntas Generales de las tres provincias, que son a su vez circunscripciones para las autonómicas y generales), la suma de votos obtenidos por la coalición PNV-EA y el propio PNV en aquellos lugares que se ha presentado en solitario ascienden a 511.416. No está mal y, ciertamente, ha conseguido arrastrar antiguos votos de Batasuna-ETA como en la propia noche electoral decía su presidente, Xavier Arzalluz.

Pero sumemos ahora los votos de las opciones constitucionales que, a diferencia de la coalición entre PNV y EA, comparecían por separado y con programas propios a estos comicios. Entre PSOE, PP y UA suman 471.319 votos. Es decir, la diferencia de los nacionalistas es tan sólo de 40.097 votos. Eso es el triunfo “espectacular” de PNV-EA: tener 40.097 votos más que las opciones constitucionales en un censo que supera los 1,8 millones de votantes.

Son estas, las elecciones forales, más favorables a los nacionalistas que otras, aunque para el efecto óptico de las valoraciones intencionadas da igual. En las últimas autonómicas la diferencia fue tan sólo de 24.094 votos y también se produjo, a la prensa me remito, un triunfo espectacular de Ibarretxe y sus cuates.

En Vizcaya (que supone la mitad de la población del País Vasco), leo una y otra vez, la coalición nacionalista “barre”. Pero, otra vez, la diferencia entre PNV-EA y los partidos constitucionales alcanza únicamente a 43.363 votos. Es cierto que PNV-EA tendrán desde ahora 27 junteros en Vizcaya y la suma de los de PP y PSOE sólo es de 21. Sin embargo, es efecto del sistema electoral, no de la “espectacular” diferencia de votos. Cada juntero cuesta a los nacionalistas 10.966 votos y a los constitucionales 12.034. O, lo que es lo mismo, la representación de los constitucionales es similar al porcentaje de votos conseguido (41%) mientras que los nacionalistas obtienen el 53% de los escaños con el 47% de los votos.

Anoto todo esto porque, con la típica manipulación nacionalista, ya se oyen voces, entre ellas la de Xavier Arzalluz, señalando que los resultados “permiten poner en marcha con garantía el plan Ibarretxe”. Los resultados, en cuanto a los números, son los señalados más arriba. Y, además: Alava seguirá gobernada por los constitucionales, como los ayuntamientos de Vitoria y San Sebastián (a la espera, claro, de Odón). En Bilbao gobernará el PNV, pero porque tendrá el apoyo necesario de Izquierda Unida, como en Getxo y otros municipios. En la Margen Izquierda del Nervión, el apoyo del PP permitirá que siga habiendo ayuntamientos constitucionales, como en otros de los principales municipios de Guipúzcoa, algunos de los cuales estrenarán alcaldes constitucionales. En Ermua y Lasarte, dos ejemplares alcaldes socialistas han revalidado su mayoría absoluta, como en Laguardia el PP. Seguirán diciendo que el escenario es “espectacular”.

La verdad, sin embargo, es que el único modo de “afianzar” el Plan Ibarretxe es atendiendo a su contenido esencial: la exclusión de los no nacionalistas. Los votos, el poder foral y municipal, dicen lo contrario.


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