Es curioso. Jorge Valdano comentaba hace unos días que no seguiría en el club si contrataban un entrenador con quien él no comulgara, y poco después de la presentación de José Antonio Camacho decidió dar ese famoso "paso al costado". Pareciera como si a lo largo de los últimos cuatro años el Real Madrid hubiera tenido un montón de entrenadores. Pero no, sólo ha tenido dos, pues a Camacho podríamos considerarle como el primero del segundo ciclo de Florentino. Nada más llegar al club, Valdano se encontró a Del Bosque sentado en el banquillo, no tuvo más que dejarle trabajar y, si la sintonía no era buena, sentarse para ver pasar el cadáver de su enemigo. Luego resultó que Vicente no falló y sólo pudieron prescindir de él cuando concluyó su contrato (y con una Liga en el bolsillo). Podríamos deducir, por tanto, que el único entrenador con quien tuvo afinidad Valdano fue precisamente Queiroz, técnico que trajo él y que acabó siendo un fiasco enorme.
Yo creo que Valdano estaba dispuesto a que Florentino Pérez fuera el auténtico director general deportivo del Real Madrid, pero no a que lo fuera Camacho. Es decir, estaba conforme con recibir las órdenes del presidente, pero no del entrenador. La apuesta de Florentino por Camacho fue una "apuesta personal" suya, y todo el mundo que le conoce sabe bajo qué premisas acepta entrenar un equipo el técnico murciano. Valdano se olió la tostada -y no sólo esa, sino también la del cambio de funciones y reducción de la nómina- y decidió que ése era el instante perfecto para distanciarse. "Su" instante perfecto. Y como del argentino podrán decirse mil cosas menos que sea tonto, todo ello lo revistió bajo el manto de que él era un "hombre del presidente".
No creo que ni el momento ni las formas elegidas (a través de una "nota interna" que tardó cuarenta y ocho horas en convertirse en "externa") haya sido lo más apropiado para el Real Madrid. Aunque Valdano piense hacer efectiva su renuncia el 11 de junio, de hecho ya nadie puede considerarle el director general deportivo del club. Este mismo viernes, Emilio Butragueño comentaba que su objetivo es facilitarle la transición a José Antonio Camacho. Pero quedan más preguntas en el aire: ¿por qué eligió marcharse Valdano precisamente la semana del nombramiento de Camacho? ¿Y por qué le hizo partícipe de su decisión sólo al nuevo entrenador, justo el último en llegar? ¿Esperaba que Camacho hiciera un mal uso de esa información? Mi impresión es que Jorge Valdano es sólo un "hombre de Jorge Valdano" y nada más, aunque sí tengo que reconocerle que mientras estuvo en su cargo dio siempre la cara ante los medios de comunicación. Dijo poco, pero dio la cara.
