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Fundación Heritage

La manipulación del memorándum

Peter Brookes

Pregúntese lo siguiente: Los anti-Bush, ¿cuántas veces van a sacar lo del tristemente célebre memorándum de Downing Street a ver si pica la opinión pública?
 
Si la política es el arte de transferir la culpa, apuesto que no lo hemos visto por última vez.
 
Para los que han decidido (sabiamente) tomarse vacaciones de verano de la política para más bien seguir el mercado de fichajes o mejorar su bronceado, déjeme darle unas pistas sobre Memogate.
 
8 meses antes de la guerra de Irak empezara en marzo de 2003, un colaborador del Primer Ministro británico Tony Blair escribió un memorándum afirmando que los “Bushies” se iban a la guerra contra Sadam Hussein a cualquier precio y que no importaba lo que dijera la ONU.
 
Después de leer el memo, que solamente representa el análisis de la situación de una única persona en Washington, la gente razonable comprendió que semejante interpretación –para ser justos– era debatible. Blair y Bush niegan ninguna manipulación de los hechos o de la inteligencia que les dieron para apoyar el caso a favor de la guerra.

El memorándum se convierte en difícil situación política cuando provee una probable “prueba irrefutable” para los que se oponían a la guerra antes de que empezara, al igual que para los que apoyaban la guerra pero que ahora andan asustados ya que la guerra va hacia su tercer año.

El estado de las cosas es la que describe ese viejo adagio que dice que los valientes siguen adelante cuando la cosa se pone fea, pero en este caso es que cuando la cosa se pone fea, los políticos corren a esconderse.

El Memogate no tiene nada que ver con la guerra tal y como las cosas están ahora pero tiene todo que ver con la política y las elecciones de noviembre para el Congreso cuando, casualmente, todos los miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado se presentan a la reelección.

Hasta los que han tenido la cabeza metida en las páginas deportivas del periódico, saben que últimamente lo de la guerra ha sido duro especialmente desde la primavera. Muchos americanos se preguntan si haber derramado tanta sangre americana y haber gastado tanto dinero ha valido la pena.

Los niveles de aprobación del Presidente y del Congreso han bajado muchísimo en los últimos meses, algo de eso sin duda por la situación en Irak. Los números del Presidente Bush han bajado a uno de los niveles más bajos de su presidencia (42% en la última encuesta).
 
En la misma encuesta, el Congreso salió peor parado que el Presidente, con un 33% de aprobación, el más bajo en 8 años.
 
¿Podría ser que algunos miembros del Congreso están resucitando el memorándum de Downing Street con la esperanza que les cubra sus retaguardias políticas?
 
¿Podría ser que la estrategia para la reelección es tirarse a los pies de sus electores pidiendo clemencia y demostrándoles que el Presidente les engañó con informes de inteligencia manipulados y con cuentos para su política en Irak?

Claro que cada miembro que saca lo del memorándum puede contestar esa pregunta por sí mismo....
 
Pero dejando las motivaciones políticas de lado, fuimos a la guerra a sacar a un dictador del poder y debemos ver que Irak pueda mantenerse firmemente sobre sus pies antes que nos vayamos. Hay muchísimo en juego, hay que ganar en Irak incluyendo la guerra contra el terror, por la democracia en Oriente Medio y por las vidas de los americanos que están peleando allí.
 
Perder –o recoger todo y salir corriendo– de Irak podría convertir a este país en el reemplazo de Afganistán para Al Qaeda y demostraría a nuestros adversarios en potencia –desde China o Corea del Norte hasta Irán– que Estados Unidos es débil.

Todos debemos estar de acuerdo en que es fundamentalmente una mala idea, así es que dejemos los orígenes de la guerra a los historiadores. Es su trabajo y por lo que tengo entendido, a ellos les encanta buscar con lupa cada documento viejo y polvoriento para su investigación.

Mientras tanto, usemos nuestra energía política en ganar esta guerra en lugar de estar echando la culpa post facto. Si dejamos las acusaciones, nuestros valientes soldados no sólo regresarán a casa más rápidamente, sino también como vencedores.

Una minucia, en realidad, ante su gran sacrificio.
 
©2005 Peter Brookes
©2005 Traducido por Miryam Lindberg

Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es Miembro Senior de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos.
 
Libertad Digitalagradece a laFundación Heritagey al Sr. Brookes el permiso para publicar este artículo.

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