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Juan Carlos Girauta

Un consejo al consejero

No nos hables de estrellas amarillas, consejero, que de eso sabemos algo los catalanes que no tragamos ni callamos. Te voy a dar un consejo, consejero: anda y que te zurzan

Ah, consejero torpe, zangandongo. Si de verdad deseas proteger a comerciantes y empresas catalanas, ¿por qué no pruebas un rato a estar callado? Hablanchín tosco, locuaz incorregible, cada vez que maúllas nos fastidias. A ver si alguien te cuenta, no sé, alguno de los setecientos hermanos que tenéis de asesores, que ante un boicot sólo cabe el silencio, que discutirlo ya es propagarlo, que a millones de personas les bastará que tú estés en contra para estar a favor. Si el pájaro de la guerra civil entre comillas dice blanco, será que es negro.  

De boicots, desde luego, sabéis un rato largo. Tú mismo vienes boicoteando la prudencia, los tuyos boicotean a diario el castellano. Protegidos del Omnium Cultural (ni lo uno ni lo otro) usan el dinerín del presupuesto para confeccionar listas negras de marcas y productos. Y os importa un pimiento que los perjudicados sean catalanes porque en vuestro universo delirante ser catalán significa ser de Esquerra, o al menos nacionalista, o al menos monolingüe, o al menos, qué caramba, pedir perdón por existir y dar las gracias a la tierra de acogida cinco veces al día mirando a Vic.

Boicoteasteis la candidatura de Madrid y un compañero tuyo de gobierno se estrenó amenazando con un duro boicot a empresas extranjeras que se atrevieran a deslocalizar, contribuyendo –hay que ser zote para no verlo– a la deslocalización industrial y añadiendo una barrera de entrada a cuantos empresarios estuvieran pensando en invertir en Cataluña. Toma nota, majete: de boicots no se habla, los boicots se combaten con silencio, mención es promoción.

Para acabar de arreglarlo, ahora te has despachado con la infamia de banalizar el Holocausto mediante analogías torticeras. No saquemos el tema o habrá que recordar algunas iniciativas esquerranes promoviendo sanciones europeas a Israel. ¿Con quién quiso pactar en los años treinta tu partido para lograr una Cataluña independiente? ¿A qué se parece la destrucción de libros (la Constitución, nada menos) que vuestras juventudes promovieron la semana pasada? ¿Quién ha enfermado de nacionalismo, quién antepone la tierra al individuo, quién pugna por penetrar la esfera privada de los ciudadanos? No nos hables de estrellas amarillas, consejero, que de eso sabemos algo los catalanes que no tragamos ni callamos. Te voy a dar un consejo, consejero: anda y que te zurzan.

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