La asociación de peliculeros americana se ha anotado un nuevo tanto con el cierre de Razorback en Bélgica y la detención de su responsable en Suiza. Razorback era el mayor servidor de la red de intercambio de ficheros que emplean las aplicaciones eDonkey y eMule. El burro y la mula, como se les conoce popularmente entre piratuelos. Sin embargo, no crean que este fabuloso logro tiene importancia alguna. El tráfico en esas redes no ha disminuido, y es que el sistema de esta red permite la conexión a toda una gama de servidores que son los que han recibido, con los brazos abiertos, al más de un millón de usuarios de Razorback y sus 170 millones de ficheros compartidos.
Algunos, de hecho, piensan que con estas llamadas al 092, la industria sólo está facilitando la adopción de mejores tecnologías entre quienes ejercen su legítimo derecho a la copia privada. Legítimo hasta que el Congreso, con la aquiesciencia de los amigos de los titiriteros dentro del PP, diga lo contrario. Las demandas a las redes centralizadas como Napster llevaron a los usuarios a emplear redes con múltiples servidores, como el mismo eDonkey o BitTorrent. Después lograron que los creadores de eDonkey cerraran las puertas, lo que llevó a sus usuarios a emplear el muy superior eMule, que además es software libre. Ahora, con el cierre del principal servidor de la red, es probable que muchos usuarios empiecen a emplear la red Kademlia, un nuevo protocolo de intercambio de ficheros incluido en eMule y que no requiere el uso de servidores.
Por tanto, quizá lo más significativo de la detención del responsable de Razorback y la incautación de sus servidores sea el comunicado de los peliculeros. Además de lo que uno podría esperarse, resulta sorprendente que se indique explícitamente que el detenido no controlaba los ficheros que los usuarios intercambiaban, algo que supongo utilizará su defensa, y que incluían "pornografía infantil, instrucciones para la fabricación de bombas y vídeos de entrenamiento de terroristas". Eso les lleva a concluir que Razorback "no sólo era un enorme índice para los usuarios que intercambian archivos ilegalmente; era una amenaza para la sociedad".
Internet es también, claro, una amenaza para la sociedad. Y es que en la red también se producen intercambios de ese tipo de material, de forma minoritaria, pero se producen, sin que nadie controle ese tráfico de información. Siguiendo la lógica de los peliculeros, habría por tanto que cerrarla, que es lo que sospecho persiguen en el fondo. Pero resulta notable que sean tan conscientes de que sus constantes llamados a proteger los derechos de autor no resultan ya nada eficaces y deban recurrir a estas excusas para que su cuesta abajo en el terreno de las relaciones públicas no aumente de pendiente. Quizá terminen concluyendo que es mejor para ellos emplear las redes P2P en lugar de luchar contra ellas, como ha hecho la industria del porno, que no deja de ser irónico que tengan más respeto por sus clientes que las discográficas.