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Juan Manuel Rodríguez

La pole position de los desabridos

Yo creo que Alonso hizo mal en dedicarse a la Fórmula Uno si lo que pretendía verdaderamente era tener una vida apacible y tranquila. Le seguirán persiguiendo los fotógrafos y, cuanto más proteste, más le perseguirán.

Dicen que no hay nada tan rápido como un sentimiento de antipatía. Y, al César lo que es del César, tengo que reconocerle a Fernando Alonso su habilidad para ser el más rápido en todos los sentidos, tanto a los mandos del volante de su monoplaza como a la hora de generar ese sentimiento de rechazo. O, por decirlo de otro modo, si las escuderías de la Fórmula Uno tuvieran que elegir al piloto más popular del año, me parece que ni siquiera Renault votaría por Alonso. Tampoco da la impresión de que Bernie Ecclestone, máximo responsable del Mundial, aceptara convertirse en estos momentos en el presidente del club de fans del asturiano. El otro día, en declaraciones al canal de televisión británico ITV, no tuvo el menor inconveniente en afirmar que el piloto español no hacía demasiado por apoyar a su deporte.

Alonso ya se las tuvo tiesas en su día con Ferrari y, por lógica extensión, con el gran Michael Schumacher, el mejor piloto de toda la historia y un hombre querido y respetado en el circo de la Fórmula Uno. Por tirar, Alonso tiró con bala incluso contra Renault, su actual equipo, al que acusó de no prestarle la ayuda necesaria en determinados momentos. También los mecánicos se llevaron lo suyo. La forma que tuvo Fernando de fichar por McLaren fue igualmente criticada por Flavio Briatore, el hombre que había trabajado codo con codo con él y que se enteró de todo por la prensa. Briatore tuvo que tragar en aquella ocasión quina Santa Catalina para no dejar escapar todos los sapos que tenía en su boca.

El otro día Fernando Alonso volvió a lograr la pole de la antipatía al arremeter contra la prensa de su país: "en el extranjero me tratan mejor, con más respeto que la prensa española. Yo me juego la vida en un circuito y quiero tranquilidad. Si a la gente no le gusta, mala suerte". Cuenta Tom Cruise que un buen día, de repente, a la salida de un cine se abalanzaron sobre él cincuenta personas para pedirle un autógrafo. El actor acababa de interpretar "Risky Business" y dice que temió incluso por la integridad física de su hermana, que estaba embarazada. Ese día supo que era famoso. Si Tom Cruise hubiera querido tranquilidad probablemente habría sido fontanero como su padre, pero él lo que quería era convertirse en una estrella de Hollywood.

Yo creo que Alonso hizo mal en dedicarse a la Fórmula Uno si lo que pretendía verdaderamente era tener una vida apacible y tranquila. Le seguirán persiguiendo los fotógrafos y, cuanto más proteste, más le perseguirán. Me da la impresión de que a Fernando le vendría muy bien una conversación tranquilita con Miguel Induráin a propósito de lo que significa exactamente ser un campeón, un héroe moderno. Miguel ganó cinco Tours de Francia en la carretera, pero lo más importante de todo es que conquistó para siempre el corazón de los aficionados. Y en la actualidad es Rafa Nadal quien conserva el espíritu de nuestros grandes campeones. Es lo que piensa mucha gente, Fernando. Y si no te gusta, mala suerte.

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