Al mando, un entrenador
con temple, sabiduría,
sensatez y bonhomía:
¡Pepu Hernández, el mejor!
Como sin querer la cosa,
mete triples, rebotea,
pasa, defiende y pelea
el campeón Garbajosa.
Con esa cara de crío
y esos muelles en los pies,
aquello que vuela es...
¡Rudy Fernández! ¡Qué tío!
Son, bajo el aro, sus leyes
las del vigor y el coraje,
porque allí no hay quien se faje
igual que Felipe Reyes.
Impasible el ademán,
valiente y pundonoroso,
más que alero, es un coloso
Jiménez, el capitán.
Un torbellino en acción:
anota, asiste, controla
y defiende... ¡Cómo mola
José Manuel Calderón!
combativo marbellí,
mi aplauso va para ti,
el gran Carlitos Cabezas.
Su poderío en la zona
es patente y manifiesto:
¡Qué bien juega al baloncesto
Marc Gasol, de Barcelona!
Prueben hoy este menú:
tiros, entradas, defensa,
y una calidad inmensa,
que nos sirve Álex Mumbrú.
El más jugón del equipo
–y en edad el más pequeño–
es un mago tinerfeño:
¡Sergio Rodríguez, gran tipo!
Para qué queremos más,
si desde Málaga llega
–casta, calidad y brega–
Berni Rodríguez, un as.
¡Qué lujo, qué despilfarro,
qué derroche de talento,
qué descaro, qué elemento,
qué crack, Juan Carlos Navarro!
Pero el equipo español
tiene una máxima estrella,
y con lesión o sin ella...
¡Te queremos, Pau Gasol!