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Fundación Heritage

Sólo hechos puros y duros

El panel de la ONU dice que es "muy probable" que la actividad humana provocase un aumento de la temperatura en la segunda mitad del siglo XX. "Muy probable" significa de un 66% a un 90% de probabilidades, algo que no parece una certidumbre.

Helle Dale

Mientras le hacía frente al durísimo y ululante viento helado el lunes por la noche, sacando a regañadientes a su último paseo del día a nuestros renuentes perros vestidos con sus abrigos, dulces pensamientos sobre el calentamiento global cruzaron mi mente. Me preguntaba, ¿por qué asumen los humanos que la tierra ha llegado a su temperatura absolutamente ideal y que cualquier cambio debe ser considerado como un desastre de proporciones apocalípticas? Mis perros Wellington y Ripken y yo nos habríamos sentido felices con un par de grados más y supongo que los que sufrieron las enormes nevadas que paralizaron los estados centrales de Estados Unidos las pasadas navidades lo habrían hecho también. Esta semana, francamente, el tiempo se parecía más a la llegada de la Edad de Hielo con la que nos amenazaban a finales de los 70 prácticamente los mismos que ahora nos quieren dar un susto de muerte con lo del calentamiento global.

El coro de vítores con el que se recibió el 2 de febrero la publicación del resumen de las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC) es sólo el penúltimo ejemplo del radicalizado consenso político acerca de un tema sobre el que se sigue debatiendo en el terreno científico. Lo que ha pasado es que el cambio climático y el papel del ser humano en él se han convertido en un tipo de ortodoxia que, si se es científico o político, sólo se puede cuestionar por su cuenta y riesgo.

No sólo han planteado preguntas los científicos discrepantes del panel sobre la verosimilitud del resumen, que precede en tres meses al informe completo y que fue escrito por cargos políticos de la ONU, sino que la cobertura mediática de la publicación ha tendido a exagerar sus conclusiones. Es así como resultados inconclusos y provisionales se convierten en "hechos" en el acervo popular. Según Richard Lindzen, catedrático de ciencia atmosférica en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y que fue entrevistado por Larry King, van a hacer que el informe completo encaje con el resumen, algo que no se parece en nada a un proceso demasiado científico.

"La ciencia es sólida", dijo Louise Frechette, vicesecretaria general de la ONU en Environmental News Network, una declaración repetida con entusiasmo por los senadores Dianne Feinstein, Joseph Biden y muchos más. El Washington Post informó sin pestañear que, a pesar de que los científicos ahora predicen que el nivel del mar sólo subirá unos 59 centímetros en el caso de un altamente improbable aumento de la temperatura de alrededor de 4 grados durante el próximo siglo, si los casquetes polares se derritiesen por alguna razón dentro de algunos siglos, eso provocaría que hubiese un aumento de 7 metros del nivel del mar.

Ahora, fervientes partidarios le están pidiendo a Al Gore que presente por segunda vez su candidatura a la presidencia de Estados Unidos y el hecho de que fuese recientemente nominado para el premio Nobel de la Paz por su película Una verdad inconveniente y otras emisiones igualmente buenas serían pruebas de que está en lo correcto. (En una reacción brillante, el grupo Landmark Legal Foundation solicitó que se nominara a un afamado comunicador radiofónico norteamericano, el conservador Rush Limbaugh, también para el Nobel). Dado que las implicaciones del programa político a seguir contra el cambio climático bien podría tener efectos altamente lesivos en la vida de personas reales, trabajos, estándar de vida, etc., todo esto es muy preocupante. Que el calentamiento global es real y que lo causa la actividad humana se discute ahora como un hecho cierto, a pesar de que el panel de la ONU solamente dice que es "muy probable" que la actividad humana provocase un aumento de la temperatura en la segunda mitad del siglo XX. "Muy probable" según el informe de la ONU significa de un 66% a un 90% de probabilidades, algo que parece lejos de ser una certidumbre.

Lo que sí parece cierto es que la tierra se ha calentado alrededor de 0.7 grados durante el pasado siglo, la mayor parte durante la primera mitad. No obstante, no está claro que haya sido causado por la actividad humana ni que los pasos propuestos para revertirlo tengan algún efecto. El planeta ha tenido periodos en los que ha estado más frío o más caliente que hoy en día. Para ofrecer dos ejemplos bastante recientes, cuando los vikingos se establecieron en Groenlandia durante la Edad Media, le pusieron ese nombre porque la parte sur era verde. Y cuando el Támesis se congeló tan sólidamente en el siglo XVII que los ingleses podían hacer fogatas sobre el hielo, el norte de Europa estaba sufrendo lo que se conoce como la "pequeña Edad de Hielo". Ninguno de los dos sucesos tenía nada que ver con los gases "de efecto invernadero".

Vemos que hay en funcionamiento un fenómeno dual en el fomento de la ortodoxia sobre el cambio climático: primero, incluso los seres humanos más "progresistas" son profundamente conservadores y se resisten al cambio; segundo, un poderoso programa político –uno muy conocido– que se centra en el "no crecimiento", especialmente en el no crecimiento de la economía americana.

Nos jugamos muchísimo. Cuando hablemos del cambio climático, debemos llevar la discusión al terreno de los hechos.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

Helle Dale es directora del Centro Douglas y Sarah Allison para Estudios de Asuntos Exteriores y de Defensa de la Fundación Heritage. Sus artículos se pueden leer en el Wall Street Journal, Washington Times, Policy Review y The Weekly Standard. Además, es comentarista de política nacional e internacional en CNN, MSNBC, Fox News y la BBC.

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