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Agapito Maestre

El Gobierno y el 11-M

Analizar y tener una idea clara de lo sucedido el 11-M es decisivo no sólo para los partidos políticos, sino sobre todo para la salud democrática de un país, de una nación, pero hacer del 11-M una causa última, un límite, es, sencillamente, un error.

Los socialistas dijeron que no hablarían del 11-M, mientras estuviera celebrándose el juicio contra los encausados por la masacre. Mienten. Hablan, hablan y no paran, porque tienen en este juicio su gran filón político. Discutir el resto de su gestión administrativa y acción política, en verdad, todos los desmanes que han cometido contra la democracia, los llevaría al suicidio político. Sospecho que el Gobierno está sacando una gran rentabilidad ideológica del juicio del 11-M. Si fuera lo contrario, estaría callado y atacaría al PP por otro flanco. Pero, en vez de pasar página, el PSOE insiste en que las comparecencias de los mandos policiales, en la época del PP, ante el juez Gómez Bermúdez no harían sino corroborar que el Gobierno de Aznar mintió sobre la autoría del atentado.

La última declaración del PSOE, leída por Blanco, no es original. Sigue repitiendo los mismos tópicos contra la oposición. Naturalmente, Blanco sigue mintiendo pues, como reconoce cualquier persona decente, si al día de hoy –después de una instrucción plagada de contradicciones y a la espera de los resultados de los análisis ordenados por el juez de la causa– aún no se sabe cuál fue el explosivo utilizado por los terroristas el 11-M, entonces menos lo sabría Acebes entre el día 11 y 14 de marzo. Pero el problema no son las mentiras de Blanco y el Gobierno, que cualquiera que no sea un sectario puede descubrir fácilmente, sino las condiciones, las circunstancias, creadas en torno al 11-M que han hecho posible que el Gobierno de Zapatero siga mintiendo impunemente sobre ese acontecimiento y, sobre todo, siga sacándole rendimiento ideológico y electoral. Sí, sí, rendimiento político, porque, mientras se habla del 11-M, no se trata del tema fundamental de España: su desaparición como nación democrática.

Los socialistas están siendo en este punto muy inteligentes. La utilización del 11-M, especialmente la manipulación del juicio del 11-M, está siendo muy efectiva. Esto es lo verdaderamente asombroso. Algo, verdaderamente endemoniado, está sucediendo en la oposición, en el PP, que permite al PSOE seguir mintiendo y rentabilizando este terrible acontecimiento, que debería ser su peor vergüenza, porque, después de todo, sin el cruel atentado del 11-M los socialistas nunca hubieran llegado al poder. Quien sepa qué es exactamente eso que, en vez de hacerle sentir vergüenza por el 11-M, da alas al Gobierno de Zapatero, habrá descubierto una parte decisiva del rompecabezas trágico de lo que está pasando en España.

Nadie crea que estoy culpando de "eso" a las torpezas con que se ha conducido el PP en los últimos tiempos sobre el 11-M, que con ser muchas nunca son equiparables en exageraciones a quienes han hecho del asunto del atentado el único y principal eje de la política española. Sin duda, investigar, analizar y tener una idea clara de lo sucedido el 11-M es decisivo no sólo para los partidos políticos, sino sobre todo para la salud democrática de un país, de una nación, pero hacer del 11-M una causa última, un límite, es, sencillamente, un error. O peor, una bomba de oxígeno para un Gobierno que nació casi muerto, o sea, catapultado al poder por las bombas terroristas.

En España

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