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Fundación Heritage

Luchando contra Al Qaeda en Irak

Este creciente rechazo a Al Qaeda en Irak ha llevado a la formación del Consejo de Salvación de Anbar, una coalición de tribus suníes que se oponen a Al Qaeda en la provincia de Anbar, bastión de la insurgencia dominada por los suníes.

James Phillips

Según datos periodísticos no confirmados, el comandante de operaciones de Al Qaeda en Irak, Abu Ayyub al-Masri, fue asesinado a principios de la semana en un enfrentamiento con miembros de una tribu árabe-suní al norte de Bagdad. Aunque pudiera pasar que resultara falso –el Ministerio de Interior iraquí afirmó erróneamente que Masri había sido asesinado en febrero–, en esta ocasión las noticias no provienen del gobierno iraquí sino de las tribus árabe-suníes que anteriormente habían cooperado con el grupo terrorista. El distanciamiento de Al Qaeda con sus antiguos aliados en Irak es una señal esperanzadora para la política norteamericana en ese país. Sin embargo, es improbable que haya muchos entre quienes se oponen a la política de la Administración Bush en Irak que lo vayan a reconocer así, en parte porque, equivocadamente, ven la guerra de Irak como una distracción de la guerra contra el terrorismo.

Masri, un egipcio que perfeccionó sus habilidades terroristas en Afganistán, ha sido el líder de Al Qaeda en Irak desde la muerte en junio del año pasado del jordano Abu Musab al-Zarqawi. En abril, Masri fue nombrado "ministro de Guerra" del "Estado Islámico de Irak", una organización coordinadora de grupos radicales de militantes suníes que buscan transformar Irak en un estado islámico revolucionario. Sus objetivos y tácticas, que conllevan extensos e indiscriminados ataques a civiles, han sido rechazados por otros árabes-suníes entre los que están incluidos muchos grupos insurgentes, que cada vez se han puesto más en su contra.

Este creciente rechazo a Al Qaeda en Irak ha llevado a la formación del Consejo de Salvación de Anbar, una coalición de tribus suníes que se oponen a Al Qaeda en la provincia de Anbar, bastión de la insurgencia dominada por los suníes. El jeque Abdul Sattar Abu Reesha, presidente del Consejo reivindica que sus hombres mataron a Masri en una fiera batalla a principios de la semana. Ha hecho además un llamamiento al Gobierno iraquí para que envíe fuerzas de seguridad que apoyen a su milicia tribal contra Al Qaeda en Irak, ya que sus terroristas han lanzado repetidos ataques contra sus partidarios, incluyendo coches bomba, suicidas y bombas de gas cloro. Mientras tanto, Abu Reesha ha ordenado a miles de sus partidarios que se enrolen en las fuerzas de la policía local, habiendo mejorado enormemente la situación de seguridad en la provincia.

Las iniciativas del Consejo son un desarrollo positivo que demuestra que Estados Unidos y el Gobierno iraquí están progresando en su objetivo de provocar la ruptura entre grupos de insurgentes suníes y grupos más radicales, como Al Qaeda en Irak. Según se informa, el ejército norteamericano ha suministrado munición al Consejo de Salvación de Anbar y el Gobierno iraquí ha enviado vehículos.

A pesar de este progreso, si el Congreso de Estados Unidos, controlado por los demócratas, se sale con la suya, las tropas estadounidenses tendrían que darse prisa con su retirada, dejando al Gobierno iraquí y al Consejo de Salvación de Anbar a merced de Al Qaeda en Irak así como de otros grupos sanguinarios. Muchos de los que se oponen a la política de la Administración Bush en Irak siguen permitiéndose alimentar quimeras sobre las consecuencias de una retirada a toda prisa del país, pese a que la más reciente Estimación Nacional de Inteligencia (NIE) sobre Irak, publicada en febrero, concluyó que tal política nos llevaría a una catástrofe. Algunos niegan que Irak tenga algo que ver en la más amplia guerra contra el terrorismo, sin importar el NIE del año pasado, que afirmó que una derrota norteamericana en Irak sería percibida como una tremenda victoria para los radicales islámicos e "inspiraría a más combatientes para seguir con los enfrentamientos en otros lugares". Otros preferirían luchar contra Al Qaeda en Afganistán en lugar de en Irak, pese a que el comandante de operaciones de Al Qaeda en Afganistán declaró en un vídeo del 28 de abril que "Irak es el núcleo del conflicto".

La estrategia de Al Qaeda es crear un Estado dentro del Estado en Irak y usarlo como trampolín para exportar terrorismo y subversión. Irak es de mucha más importancia en los planes de Al Qaeda que Afganistán, debido a su lugar estratégico en el corazón del mundo árabe y su proximidad a los yacimientos petroleros del Golfo Pérsico; un objetivo de alto valor para atacar. Irak es un escenario más útil para lanzar ofensivas contra sus países vecinos e Israel, que probablemente se convertirá en mayor objetivo de futuros ataques terroristas de Al Qaeda. Además, Bagdad fue una vez la sede del califato que Al Qaeda busca volver a crear, lo que tiene una consideración ideológica muy importante a tener en cuenta. Finalmente, al ser un movimiento dominado por árabes, Al Qaeda lo tendría muchísimo más fácil operando desde bases en regiones árabe-suníes en Irak que en Afganistán o Pakistán, donde a los viajeros árabes se les distingue fácilmente entre la población local.

El Congreso de Estados Unidos debería enfrentarse con seriedad a las consecuencias de una retirada rápida de Irak y apoyar las continuadas iniciativas para ayudar al Gobierno iraquí a contener y derrotar a la insurgencia. Abandonar a los iraquíes en una guerra civil provocada por Al Qaeda tendría consecuencias devastadoras para los interés estadounidenses, Oriente Próximo y el pueblo iraquí.

©2007 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

James Phillips es investigador especializado en estudios de Oriente Próximo del Instituto Kathryn and Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage.

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