Así que en esto consiste eso de hacer cumplir la ley de inmigración. Hace unas semanas, el agente especial del Departamento de Inmigración y Aduanas (ICE) para Michigan y Ohio, Brian Moskowitz, también conocido como Abú Moskowitz, le sacó mucho partido a los registros hechos de cara a la galería en las instalaciones de Koch Foods en Fairfield, Ohio, una explotación avícola.
Abú viene recibiendo un montón de atención de la prensa y las cámaras, pero aquellos que me leen desde hace tiempo sabrán que no es más que una actuación de cara a la galería. Sí, 160 personas fueron detenidas. ¿Pero cuántas de ellas serán deportadas realmente al final del proceso? ¿Y por qué la preocupación de Abú son los inmigrantes latinoamericanos que trabajan en una explotación avícola de Ohio? ¿Qué es más peligroso para usted: hispanos que arrancan las plumas de un pollo que pronto será cena, o terroristas islámicos y blanqueadores de dinero que se esconden en Dearbornistán, a unas pocas millas del lujoso vecindario donde Moskowitz tiene su hogar y su oficina?
El hecho es que –como muchos de sus agentes me han contado y demostrado– Moskowitz tiene por costumbre rechazar los casos que implican a extranjeros ilegales musulmanes en Dearborn, potencialmente mucho más peligrosos que los desplumadores de pollos. Y rechazó el caso de un hispano de Detroit que vendía pasaportes norteamericanos falsos muy precisos, permisos de conducir y otras identificaciones a muchos inmigrantes ilegales –incluyendo musulmanes– a cambio del precio adecuado.
Y después está ese "importante" caso de lavado de dinero islámico, que implica millones de dólares a la semana enviados a terroristas de ultramar, por todo Oriente Medio. Entrecomillo importante porque no lo es tanto, teniendo en cuenta que se encargó del caso y lo descuidó. Los agentes de Moskowitz básicamente le dieron carpetazo, con su aprobación y la de sus principales superiores. Sé esto porque se me consultó y se me pidió que hiciera de confidente (rehusé). El dinero aún fluye hasta nuestros enemigos allí, incluyendo a aquellos que están volando en pedazos a nuestras tropas.
Así pues, mientras Moskowitz detenía a unos cuantos trabajadores avícolas, deliberadamente y con conocimiento de causa dejaba a su aire a los verdaderamente peligrosos extranjeros ilegales, permitiéndoles continuar operando con libertad. Pero oye, logró sus quince minutos de gloria delante de las cámaras. Eso es todo lo que le importa.
Reader Max, de Ohio, lo denomina apropiadamente "el pequeño circo ambulante de Inmigración en Fairfield". Escribe:
Abú Moskowitz apareció ayer en todos los informativos de las cadenas locales de televisión. Cuando vi su cara me eché a reír, habiendo leído los artículos anteriores sobre él.
Según Bill Cunningham y Mike McConnell, responsables del programa radiofónico 700 WLW (Cincinnati), docenas y docenas de agentes fueron movilizados por todo el país, se alquilaron autobuses, etc., con el fin de aparentar que la "operación" era algo grande. Según Bill, Koch Foods despidió a varios trabajadores unos cuantos días antes de la operación, cuando los números de la seguridad social de los empleados no pudieron verificarse. La empresa ya había despedido a otros empleados en el pasado por la misma razón. Koch Food asegura haber pedido ayuda a los federales en numerosas ocasiones y les habían dado largas continuamente. Bill (y usted y yo) sabe que los federales no han hecho nada por obstruir la avalancha de inmigrantes ilegales, excepto montar periódicamente "operaciones" de cara a la galería como la de Koch Foods.
Ellos no lo entienden. Ni siquiera me sorprendería si la empresa hubiera sido notificada por Inmigración con anterioridad a las operaciones. De lo contrario, ¿por qué empezaron a comprobar los números del registro justamente unos días antes? ¡Qué coincidencia!
La idea central es ésta: los departamentos de Inmigración y Aduanas y el de Seguridad Nacional fueron creados tras los ataques del 11 de Septiembre y porque el servicio de inmigración anterior aprobó los visados de dos de los secuestradores después de los hechos. Estoy completamente a favor de que se hagan cumplir las leyes de inmigración y se castigue a todos los que las infringen, pero dado que ellos no parecen estarlo, preferiría que fueran más selectivos y persiguieran a los delincuentes y los terroristas. Eso significa que los inmigrantes ilegales musulmanes deberían ser necesariamente la prioridad, pero no lo son.
La última vez que lo miré, no vi que ninguno de los 19 secuestradores fuera hispano. Ninguno se llamaba Miguel Álvarez. Pero había un tal Mohammed Atta, y 18 más. Todos eran musulmanes. Todos eran árabes. Todos procedían de Oriente Medio. Ni un solo empleado avícola entre ellos. ¿Lo entiende, Abú Moskowitz? Pues no. Como bien decía un inteligente agente de Inmigración en mi página:
El Servicio de Inmigración sigue buscando copar los titulares con detenciones de carniceros y desplumadores procedentes de México y América Central. Los terroristas islámicos radicales y los yihadistas militantes ni siquiera son objeto de la atención del departamento.
Exactamente. Disfrute de los planos y los titulares... al menos hasta el próximo atentado.