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Criaturas feroces

Ni siquiera se han tomado la molestia de negar a Aznar alguna de las tres veces tradicionales.

En pleno proceso de resaca horchatera, que no es especialmente ligera, se están produciendo reacciones y manifestaciones de lo más diverso. Algunas de ellas son sorprendentemente graciosas, por decirlo de alguna manera.

Llama poderosamente la atención, entre otras cosas, cómo algunas caras sobresalientes de la etapa gubernamental pepera –entiéndase sobresaliente como sinónimo de destacado o señalado–, se estén desprendiendo a ritmo de lambada de todo vínculo con su patrón anterior, pese a que sin el poderoso finger del entonces venerado líder José María Aznar resulta difícil imaginar dónde estarían ubicadas profesionalmente hablando. Eso es lo que en mi pueblo se viene a calificar como nobleza y pundonor.

De hecho, ni siquiera se han tomado la molestia de negarlo alguna de las tres veces tradicionales. ¿Para qué? La lealtad, en según qué ámbitos, no cotiza precisamente al alza. A nadie le sorprenderá a estas alturas que la mezquindad y la política vayan cogidas de la mano, ni que disfruten de una de las más sólidas y provechosas relaciones, pero cuando deciden salir del armario y hacer pública su relación se puede llegar a vislumbrar las escamas de esas pieles sólidas y resecas dignas de los reptiles más veteranos, a punto de desgarrar los casual look congresuales.

Tamaña ferocidad recuerda a la comedia Fierce Creatures,en la que los trabajadores de un zoo británico se revolucionan al enterarse de que su director –el brillante John Cleese, ex Monty Python–, tras saber que una empresa norteamericana planea comprarlo, pretende deshacerse de los animalitos más característicos y tiernos para exhibir tan sólo "criaturas feroces" y así poder vender más y ofrecer mayor espectáculo.

En este nuevo Dream Team, siguiendo con la expresión acuñada por Soraya Sáenz de Santamaría, hay nombramientos de los me alegro muy sinceramente. No sólo eso; deseo al nuevo team –lo del dream ya se verá más adelante– todo tipo de éxitos y, por supuesto, que gane cuatro veces la Liga y una Copa de Europa.

Estamos de acuerdo en que a partir de ahora habrá que mirar siempre de frente sin perder el rumbo, diseñando nuevos y estimulantes horizontes, pero, ni que sea con el rabillo del ojo, sería asimismo complementario y enriquecedor no perder nunca de vista el peso en la popa. Porque si el recién estrenado equipo del Partido Popular no quiere pasar unas largas vacaciones en las filas mortalmente aburridas y nada gratificantes de la oposición, va a tener que abordar grandes asuntos con altas miras y no siempre podrá mostrar su cara más amable y dicharachera.

De todas maneras, deberemos prestar especial atención a la prórroga de esa gran final. Queda por ver quién se teñirá el cabello de rubio, se enfundará unos calzones naranjitas y marcará el gol definitivo que nos llevó a la gloria en Wembley, con permiso siempre de Stoichkov. Va por ti, Ronald.

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