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Borja Prieto

Reputación on line

La única alternativa es asumir que habrá críticas, pero procurar que la información positiva sea más que la negativa. Ser transparente, abierto, reconocer los errores, aceptar los reproches. En definitiva, gestionar la reputación on line.

Google tiene identificadas ya más de un billón de páginas web, y el número sigue creciendo cada día. Entre tantas páginas, es inevitable que haya información de todo tipo. Por ejemplo, es probable que haya información sobre su empresa, y no sólo en la página web "oficial".

Hace más de 10 años, cuando internet estaba todavía en pañales pero ya el número de páginas empezaba a ser abrumador, se inventó el asunto aquel de los portales, que tanto dinero proporcionó a algunos y tantos disgustos a miles de accionistas incautos. Es decir, orientar al desorientado internauta y llevarle de la manita por los contenidos más interesantes de la red.

Hasta que llegaron los amigos Sergei y Larry, y consiguieron que fuera fácil que cada uno buscara por ahí lo que quisiera encontrar. Y aparecieron los blogs, y los facebooks, y cada vez más gente se puso a escribir cosas. Y ya no es tan fácil controlar lo que aparece en internet cuando se busca el nombre de una empresa.

Existe la vía judicial para intentar callar al molesto, pero suele tener el efecto secundario de amplificar la crítica, como muestra el caso de Víctor Gago y la directora de comunicación del PP. Es lo que se conoce como efecto Streissand, por el caso en el que la cantante intentó impedir que se publicaran en internet fotos de su mansión y sólo consiguió que fueran vistas por millones de personas.

De modo que nadie puede asegurar que entre los diez primeros enlaces que aparecen en Google cuando buscamos el nombre de una empresa no aparezcan noticias desfavorables, o incluso un blog de un cliente quejoso. Y si no se puede pedir a un juez que retire esa información, o usar el poder como anunciante para que un medio se abstenga de criticar a quien le financia, ¿qué se puede hacer?

La única alternativa es asumir que habrá críticas, pero procurar que la información positiva sea más que la negativa. Ser transparente, abierto, reconocer los errores, aceptar los reproches. En definitiva, gestionar la reputación on line.

Y si usted, querido lector, ha llegado hasta aquí pensando que esto sólo afecta a grandes empresas, famosos o políticos, se equivoca. Haga una búsqueda en Google con su nombre y vea qué aparece. Esas fotos de aquella despedida de soltero que algún amigote colgó en Flickr siguen ahí, como el perfil de Facebook en el que manifiesta que su afición favorita es hacer botellón, o ese blog en el que confiesa que su trabajo no le gusta y odia a su jefe. Quien le entreviste en su próxima búsqueda de empleo puede encontrar toda la información que hay en internet, y hacerse una idea de usted mucho más completa que la que haya reflejado en su currículum. Así que a usted también le interesa cuidar su reputación on line.

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